La pandemia por covid-19 presentó una serie de desafíos para las personas en todo sentido, desde el teletrabajo, a la educación, pasando por los problemas económicos, etc. Debido a esto último, el agotamiento mental y físico ha tenido un aumento a nivel mundial, sumando además una gran demanda en consultas psicológicas.

Además, este estado constante de agotamiento ha generado que algunas personas “bajen la guardia” frente a las medidas de autocuidado para protegerse del virus.

La Organización Mundial de la Salud (OMS), ha denominado “fatiga pandémica” a este cansancio generalizado por el constante estado de hipervigilancia y las consecuencias del coronavirus en la salud mental.

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Según consignó el diario español El País la Oficina del Censo de Estados Unidos realiza semanalmente encuestas sobre salud mental a sus ciudadanos. A finales de noviembre el 69% de los encuestados habrían sufrido episodios de nerviosismo o ansiedad, cifra que para inicios de la pandemia bordeaba un 25% .

Fatiga pandémica

Este estado de cansancio se produce por diferentes motivos, como por ejemplo, el constante estado de alerta para evitar los contagios, forzando nuestro sistemas hormonal y endocrino constantemente, “volviéndonos más vulnerables ante ciertas enfermedades como la ansiedad o depresión”, según afirmó Javier Álvarez Cáceres, psicólogo y especialista en ansiedad.

Otros factores que influyen directamente en nuestra mente, es la constante preocupación e incertidumbre por la situación económica, generando un gran desgaste acumulativo, al que se suma la privación de libertad causada por las cuarentenas y los estados de aburrimiento.

En el caso del estrés, este mecanismo que se activa cuando una persona se ve envuelta en una serie de situaciones que superan sus recursos, pero que a su vez permite que lleve a cabo actividades de forma más lúcida. Esto ha tenido un aumento sostenible durante la pandemia, generando consecuencias negativas en las personas.

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Uno de los grupos más afectados por esta “fatiga pandémica”, es el personal de salud, que enfrentan diario cuadros de estrés, angustia y ansiedad, no sólo de ellos, sino de sus pacientes.

El Colegio Médico de Chile y en conjunto a universidades extranjeras, realizaron el estudio “COVID-19 Health Care Workers Study”, el que arrojó que aproximadamente el 32% de los profesionales de salud tenían tendencias suicidas debido al extremo agotamiento físico y mental.

¿Cómo reducir este agotamiento?

Algunos expertos enumeran 4 cosas claves que serían útiles para reducir la “fatiga pandémica” a la cual estamos expuestos:

1. Normalizar los sentimientos:

Si bien los estados de estrés y depresivos suelen ser contantes por la fatiga, la OMS considera que exteriorizar los sentimientos y emociones, además de reducir los estados de culpa por las situaciones que ocurren, es el primer paso para comenzar a cuidar nuestra salud mental, sobre todo para afronta el 2021.

2. El bienestar debe ser una prioridad:

Si bien el cuidado físico es fundamental para evitar un contagio por covid-19, mantener una estabilidad mental es algo base para el bienestar interior, generando espacios que ofrezcan tranquilidad y un tiempo fuera de la absorbente realidad en pandemia.

3. El autocuidado físico:

Cuidar el sistema inmune es y sigue siendo una de las cosas más importantes para evitar el coronavirus, por lo que se aconseja establecer rutinas de ejercicios, buena alimentación y si es posible pasear diariamente, según explica Laura Rojas Marcos, doctora en Psicología Clínica, a El País.

4. Descanso psicológico:

Momentos de desconexión son muy importantes para lograr erradicar la “fatiga pandémica”, además de evitar ciertas redes sociales o programas que puedan generar sensaciones de tristeza o enojo.

La psicóloga Laura Rojas Marcos indica que “no significa negar la existencia del virus ni olvidarnos de su peligro, sino de no alimentar mensajes que acentúen el desgaste”.

Por último, la psicóloga enfatiza en la importancia de realizar actividades que nos recarguen de energía positiva, como recuperar hobbies, leer, jugar, reírnos y pasar tiempo con amigos o seres queridos aunque sea de manera virtual.