Despertar sintiendo somnolencia y estar cansado, incluso después de haber dormido las horas recomendadas, es una experiencia común para muchas personas, porque lejos de estar refrescados y activos, se despiertan sintiéndose fatigados.

Esta condición, lejos de ser un simple estado de pereza, tiene raíces científicas y psicológicas profundas que afectan a un significativo número de individuos en todo el mundo.

Además, se ha convertido en una constante en la vida moderna, llevando a muchos a preguntarse: ¿por qué, incluso después de dormir, seguimos sintiéndonos cansados y con “resaca” de sueño?

Para entender este fenómeno, es crucial comenzar con los fundamentos del sueño. El sueño humano se divide en varias fases. En estas se incluye el sueño ligero, el sueño profundo (también conocido como sueño de onda lenta) y la fase REM (movimiento rápido de los ojos). Cada una juega roles vitales en la recuperación física y mental.

Según el Dr. Matthew Walker, autor de “Why We Sleep”, el sueño profundo es crucial para la recuperación física, mientras que el REM juega un papel clave en la función cognitiva y la regulación emocional, “una especie de terapia nocturna”, afirmó a The News York Times.

¿Por qué despertar cansado si dormí?

Sin embargo, múltiples factores pueden perturbar estas fases, reduciendo la calidad del descanso. La exposición a la luz azul de pantallas electrónicas antes de dormir, el estrés, y las irregularidades en los horarios de sueño son solo algunas de las causas que pueden alterar nuestro ciclo de sueño

También existen condiciones médicas más serias como la apnea del sueño, insomnio, hipotiroidismo, o deficiencia de hierro.

Estos factores contribuyen a una mala calidad del sueño, que se traduce en dificultades para despertar y mantenerse alerta durante el día.

Los cambios en el ritmo circadiano, ya sea por trabajos nocturnos, viajes a través de zonas horarias, o uso excesivo de pantallas antes de dormir, también juegan un papel crucial en cómo nos sentimos al despertar.

Además, trastornos del sueño como el síndrome de las piernas inquietas y la narcolepsia pueden interrumpir el sueño normal, resultando en un sueño fragmentado y no reparador.

La salud mental es otro factor importante; condiciones como la depresión y la ansiedad pueden deteriorar significativamente la calidad del sueño. Por ejemplo, la depresión puede inducir a un estado de fatiga y desmotivación, mientras que la ansiedad puede generar insomnio debido a la dificultad para relajarse y desconectar las preocupaciones antes de dormir.

Consejos para dormir mejor y no despertar cansado

Poder dormir y despertar activo y refrescado es posible si sigues los siguientes consejos que te ayudarán a no estar cansado al abrir los ojos en la mañana.

Control de pantallas antes de dormir:La luz azul de las pantallas puede interferir con nuestro ciclo natural de sueño al estimularnos justo antes de ir a la cama. Es recomendable evitar el uso de dispositivos electrónicos retroiluminados antes de dormir. Si es necesario usarlos, ajustar al mínimo el contraste y brillo para reducir la fotoestimulación es una medida útil, consignó Examedi.

Establecer horarios regulares de sueño: Mantener una hora consistente para irse a la cama y despertarse ayuda a regular el reloj biológico del cuerpo, mejorando la calidad del sueño. Es importante esforzarse por ir a dormir y despertar a la misma hora todos los días, incluso en fines de semana.

Evitar comidas pesadas antes de dormir: Las comidas copiosas pueden causar malestar y dificultar el proceso de quedarse dormido. Es aconsejable cenar ligero y permitir que transcurran varias horas entre la cena y la hora de dormir, optimizando así el descanso nocturno.

Practicar ejercicio físico moderado: Realizar actividad física de manera regular, especialmente unas horas antes de dormir, puede promover un mejor descanso nocturno. El ejercicio ayuda a reducir el estrés y a cansar el cuerpo de manera saludable, preparándolo para un sueño reparador.

Aumenta la calidad de tu sueño

Mejorar la higiene del sueño: Crear un ambiente propicio para el sueño, que incluya un espacio oscuro, tranquilo y fresco. Esta sencilla acción puede significar una gran diferencia en la calidad del descanso. Además, establecer una rutina relajante antes de dormir, como leer un libro o tomar un baño, puede ayudar a señalarle al cuerpo que es hora de descansar.

Gestión del estrés y asesoramiento psicológico: Técnicas de relajación como la meditación, el yoga o incluso la escritura pueden ser eficaces para manejar el estrés y la ansiedad, contribuyendo a un sueño más tranquilo y profundo. Para quienes enfrentan problemas de salud mental o dificultades para dormir persistentes, buscar asesoramiento profesional puede ofrecer estrategias personalizadas para mejorar el sueño.