Los investigadores observaron que una relación entre la prolina y el estado depresivo en humanos, ratones y moscas.
Los alimentos que se incluyen en la dieta, y los compuestos que forman parte de ellos, pueden tener un efecto en el ánimo de las personas. Así lo demostró un estudio elaborado por profesionales españoles, quienes han identificado el rol de un aminoácido en el estado depresivo de humanos y otros animales.
La investigación, publicada esta semana en la revista científica Cell Metabolism, habla sobre la prolina, una molécula orgánica presente en una amplia variedad de productos tales como el pollo, carne de res o diferentes tipos de pescado.
El estudio fue liderado por los doctores José Manuel Fernández-Real y Jordi Mayneris-Perxachs, del Instituto de Investigación Biomédica de Girona (Idibgi); y el Dr. Rafael Maldonado, de la Universidad Pompeu Fabra (UPF).
Hallazgos de la investigación
Para llegar a estos resultados, los científicos analizaron el tipo y la cantidad de aminoácidos en la dieta de los participantes. “Nos sorprendió que lo que más se asociaba a la depresión, evaluada mediante este cuestionario, era el consumo de la prolina”, afirmó el doctor Fernández-Real.
Cuando se estudió la microbiota intestinal de estas personas, también se observó una relación entre la depresión y las bacterias, así como entre la depresión y los genes bacterianos asociados al metabolismo de la prolina.
Así, se vio que los niveles de prolina circulante dependían de la microbiota. “La microbiota de pacientes con un alto consumo de prolina, pero bajos niveles plasmáticos de prolina, era similar a la microbiota asociada a bajos niveles de depresión y estaba enriquecida en genes bacterianos involucrados en el transporte y metabolismo de la prolina”, aseguró el investigador Mayneris-Perxachs.
Resultados en ratones y moscas
Para saber si la presencia de prolina era causa o consecuencia del ánimo depresivo, se trasplantó la microbiota de los participantes a ratones. Los roedores que se deprimían más eran los que recibían la microbiota de participantes con una alta prolina, o de personas con más ánimo depresivo. En el cerebro de estos ratones también se encontraron distintos genes asociados al transporte de prolina.
“La posibilidad de transferir el fenotipo depresivo de humanos a ratones mediante el trasplante de microbiota y la demostración de que este trasplante genera alteraciones en el transporte de la prolina revela que posiblemente esta prolina se asocia de forma causal al estado de ánimo depresivo”, explicó el doctor Maldonado.
Otro experimento de confirmación se realizó utilizando moscas de la fruta (Drosophila melanogaster), en las que se puede inducir un estado de ánimo más depresivo. Los investigadores aislaron dos tipos de bacterias de la microbiota asociadas al consumo de prolina y las añadieron a la alimentación esterilizada de las moscas.
En este experimento se observó que las moscas que ingerían alimentación con Lactobacillus, que en los ratones se asociaba a menor depresión, demostraron tener más ganas de superar dificultades a las que se enfrentaban después. En cambio, las que ingerían Enterobacter, que en humanos se asocia a la depresión, se deprimían mucho más.
Por último, se hizo el mismo experimento en moscas modificadas genéticamente para eliminarles los canales que transportan la prolina al cerebro. En ese caso, la prolina no podía llegar al cerebro, y las moscas demostraron ser muy resilientes en la depresión.