Para una sociedad democrática que aspira a mayor desarrollo humano, el derecho a la educación es un imperativo ético. Ante el enorme desafío que enfrentamos en el contexto pospandemia, la invitación es a reimaginar la escuela como el preludio del país en el que queremos vivir.

En el proceso educativo los docentes son la primera variable de impacto en el aprendizaje de sus estudiantes. El Ministro de Educación ha trazado una trayectoria para la reactivación educativa, que sería inabordable si no empatizamos con la tarea docente. Reflexionar “¿cómo se habita la pedagogía hoy?” es necesario.

En Chile los datos de dotación preocupan. Existe un déficit de profesores/as que se irá acrecentando más al 20251 (1). La renuncia al sistema educativo de docentes en ejercicio, sobre todo de los que están en los primeros años de su vida profesional, es una de las causas. ¿Por qué teniendo carrera docente tenemos menos motivación para ejercer la pedagogía?

Hoy profesores/as municipales y SLEP se someten a 2 procesos de evaluación, 5 instrumentos en total, los del sector particular subvencionado a 1 con 2 instrumentos. Imposible comprender esta diferencia arbitraria, además de la complejidad y encarecimiento logístico que introduce. No existe en Chile otro grupo profesional sometido a tal exuberancia de evaluaciones externas estandarizadas.

Acá radica el acuerdo transversal de crear un sistema único de evaluación docente, que respete los principios de justicia evaluativa, igualdad de trato, eficiencia logística y que favorezca el aprendizaje.

¿Qué propone el proyecto de ley ingresado? Mantiene los 2 instrumentos que la evidencia demuestra más discriminan entre altos y bajos desempeños (prueba y portafolio), genera procedimientos iguales para todos los/as docentes de escuelas con financiamiento público, conserva consecuencias para los mal evaluados, mantiene atribuciones de directores, así como autonomía de sostenedores para complementar esta evaluación estandarizada con evaluaciones propias y abre procedimientos para crear dispositivos de formación para docentes con bajo desempeño de todas las escuelas, pues los actuales Planes de Superación Profesional no incluyen a las particular subvencionadas.

¿Qué viene? Podemos y debemos mejorar técnicamente los instrumentos, tanto el portafolio como la prueba y su logística. El enfoque es la comprensión de que la evaluación define el proceso evaluativo como parte integral y natural del aprender, y para eso es fundamental otorgar relevancia a las actividades significativas que ocurren en aula, favorecer el trabajo colaborativo y a incentivar la innovación.

La perspectiva es que la evaluación contribuye a regular el proceso de aprendizaje de los estudiantes y de los propios docentes, permite comprenderlo, retroalimentarlo y mejorarlo, ofrece a docentes y a equipos directivos la oportunidad de reflexionar sobre el impacto de sus propias prácticas en la calidad educativa.

Avanzamos de un sistema construido desde la desconfianza, que privilegia la competitividad por sobre la colaboración, que pone presión, pero que invierte menos en apoyo, a uno que favorezca una cultura evaluativa en la que los objetivos y procesos de enseñanza-aprendizaje sean interdependientes y hagan sinergia con los de evaluación.

Apoyar a nuestros docentes es una exigencia para generar ambientes propicios para el aprendizaje, lo que tributará a construir esa escuela que imaginamos como el lugar donde se contagia humanidad.

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Notas

(1) Estudio Elige Educar y datos CEM, MINEDUC.

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