El video viralizado del cierre de un supermercado en Argentina por incumplir el plan de controles de precios del gobierno de ese país ha traído de vuelta el debate sobre la efectividad de este tipo de políticas.

Los controles de precios tienen una larga historia. Se utilizaban hace cuatro mil años en Babilonia y, hoy están presentes de alguna forma u otra, en la mayor parte del mundo, habitualmente en sectores como energía o el sistema financiero. Frecuentemente, los gobiernos han intentado usar las fijaciones masivas de precios como una herramienta para intentar frenar la inflación, casi siempre, sin éxito.

En Argentina, su uso es particularmente intenso. El programa “Precios Cuidados” comenzó el 2014 con 194 productos, llegando a superar los mil productos el 2022. ¿El resultado? La inflación anual el año pasado llegó a un 94,8%.

Pese a estos resultados, el gobierno argentino decidió ampliar el programa, ahora denominado “Precios Justos”, con dos mil precios controlados desde noviembre del año pasado. A lo anterior se suma ahora un acuerdo con productores para restringir las alzas mensuales de precios.

“Hay casi 50.000 productos que del 1 de febrero al 30 de junio van a aumentar solo un 3,2% mensual”, afirmó el ministro de Economía, Sergio Massa. Estas medidas han ido acompañadas de un cada vez más sofisticado sistema de control, el que incluye un portal de denuncias en internet y operativos de fiscalización como el que llevó al cierre del supermercado.

Tanto la teoría como milenios de experiencia alrededor del mundo nos indican que los controles de precios inducen mayores niveles de escasez, ineficiencias y una serie de consecuencias no deseadas, como la aparición de los “mercados negros”.

Un estudio reciente muestra que la imposición de controles de precios sobre productos específicos lleva a que las empresas expandan sus líneas de productos con nuevas variedades a precios más altos, inhibiendo su impacto sobre la inflación.

El mismo trabajo concluye que, si bien las nuevas tecnologías como internet o teléfonos móviles incrementan la capacidad de los gobiernos de supervisar las políticas de control, estos continúan siendo inefectivos para reducir la inflación, algo que corroboran los resultados en el vecino país el año pasado.

Las autoridades económicas en Chile han evitado hasta el momento el uso masivo de controles de precios como herramienta antiinflacionaria. La inflación en Chile, si bien se mantiene bastante por encima de la meta del Banco Central, muestra una tendencia a la baja, dando la razón a quienes postulan que es una política monetaria y fiscal responsable, y no los controles de precios, el mecanismo más eficiente para controlar la inflación.

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