La resistencia al cambio en las organizaciones es un fenómeno que requiere horas de consultoría y planificación para contrarrestar sus efectos cuando estas necesitan hacer transformaciones. El ser humano, cada vez que se enfrenta a un cambio, tiene el doble de posibilidades de reaccionar negativamente versus positivamente. Esto tiene una explicación neurológica, y es que el cerebro tiene que emplear recursos y energía física para crear nuevas conexiones neuronales. Por eso, preferimos usar las conexiones que ya tenemos y recorrer el camino conocido.

El advenimiento de nuevas tecnologías y la tan renombrada transformación digital no queda exenta de generar estas reacciones en las personas. Claro, me estás entregando una herramienta nueva, que promete facilitar procesos, ahorrar recursos a la compañía, pero que personalmente implica que tengo que aprender a hacer las cosas de otra forma. Entonces, de inmediato nuestro cerebro prende una alerta viendo la amenaza antes que la oportunidad.

Tal vez este fenómeno explica que en el mundo solo un 30% de las empresas hayan adoptado tecnologías como la nube pública, a pesar de sus múltiples beneficios.

¿Cómo se combate entonces esta resistencia para avanzar en las modernizaciones que necesita el negocio? Desde Oracle, nos dedicamos a entender mejor cuáles son las aprensiones de los clientes al momento de tomar decisiones que cambiarán profundamente sus procesos. Pueden ser varias las razones: legales, barreras técnicas, miedo a que la operación se vea interrumpida en el proceso y esto afecte los resultados, e incluso temor a reconocer qué inversiones que hemos hecho en el pasado ya han quedado obsoletas.

Como conclusión de esta observación, como compañía entendimos que en lo que a transformación digital se refiere, mientras más abrupto el cambio, más resistencia, y que no podemos ofrecerles a los clientes como única alternativa un camino lineal y estándar, sino que hay múltiples alternativas.

En el caso de la adopción de nube pública, muchas veces se muestra como única vía que la empresa cierre por completo su centro de datos, llevando toda su operación a una nube operada por un tercero. ¡Alerta! ¿Toda mi información crítica la va a resguardar otra compañía? Este es el tipo de decisión con la que ciertas empresas no se sienten cómodas.

Para eso, nuestra visión es más bien de una nube distribuida, que no es más que un despliegue de múltiples caminos que van a ser elegidos, dependiendo de los requerimientos de los clientes y de la velocidad en la que quieren hacer los cambios. Ya sea combinando nube pública, nube híbrida, múltiples proveedores de nube, o una región dedicada solo para mi negocio, el cambio se puede hacer gradualmente y teniendo siempre en cuenta la madurez digital del cliente.

La velocidad y los caminos pueden cambiar, pero lo que definitivamente no puede pasar en el escenario actual es quedarse detenido.

Se dice que el cambio genera dolor, pero personalmente, en el caso de las compañías y en los tiempos que corren, el dolor de no cambiar puede ser aún más grande. No importa el camino que elijas, lo más importante es que seguro ya estás tarde si no has dado el primer paso.

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