En junio pasado, la multinacional Ernst & Young fue sancionada con la multa más alta impuesta por el regulador del mercado financiero en EE.UU., la SEC, a una auditora. Una de las Big Four deberá pagar US$ 100 millones, tras confirmarse que 50 colaboradores de su unidad de auditoría obtuvieron anticipadamente las respuestas de las preguntas de ética para el examen certificación de Contador Público y que la compañía obstaculizó el mismo proceso de investigación de la SEC.

El hecho guarda gravedad, no sólo por ser una falta ética cometida justamente por quienes tienen como giro principal detectar fraudes entre sus clientes. Sino que también, porque la noticia viene a sumarse a otras tantas protagonizadas por actores de la misma industria.

En febrero de este año, el regulador norteamericano ya había sancionado a PricewaterhouseCoopers, con US$ 750 mil. Entre 2016 y 2020, 1.200 colaboradores de la compañía “intercambiaron” las respuestas de pruebas internas.

El 2019, KPMG debió pagar US$ 50 millones, luego que la SEC detectara el uso de información sustraída para preparar las inspecciones reglamentarias; y la manipulación de un servidor interno para bajar la escala de aprobación para exámenes de capacitación.

El economista y psicólogo Dan Ariely, académico de Economía Conductual en Duke University, y autor del libro “The Honest Truth about Dishonesty”, señala que los malos hábitos son contagiosos, y que una buena medida de prevención es apostar por la formación de las personas a temprana edad, propiciando iniciativas educativas.

Un ejemplo de lo anterior es el Ethics Challenge, concurso internacional para universitarios, organizado por CFA Institute a través de sus más de 160 Sociedades alrededor del mundo, para promover las mejores prácticas y preparar a las nuevas generaciones de profesionales financieros para enfrentar eventuales problemas éticos que les tocará vivir en sus carreras. La actividad, está abierta a estudiantes de todas las escuelas de negocios y ya ha orientado a miles de universitarios de los cinco continentes desde que se inauguró en 2014 y que en Chile se realizará por tercer año consecutivo con la participación, también por tercer año, de la Universidad Adolfo Ibáñez.

Conocer los Códigos de ética y ponerlos en práctica es imprescindible, pero igual de importante es que quienes operamos en el rubro financiero entendamos que un correcto proceder es crítico en un mundo donde el valor principal es la confianza. Mejorar y uniformar los marcos de referencia para encauzar la ética institucional es imperativo, tanto como motivar a sus protagonistas para que los cumplan.

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