En su primera gira al extranjero, el presidente Boric incluyó en su comitiva a representantes empresariales poco habituales. Privilegió a gremios y organizaciones nuevas -y, tal vez, poco conocidas-, por sobre las más tradicionales.

Más allá de la polémica que pudo haber causado, y del análisis de si fue o no una buena decisión, es interesante leer la iniciativa como una señal de los nuevos tiempos, en que los valores de la diversidad, la participación y la representatividad llegaron también al mundo de los negocios. Y lo hicieron a toda escala. Así, se integraron aquellas tendencias que acompañan a una nueva generación de emprendedores.

Nuestra propia AG es un ejemplo de esta realidad que, con poco más de dos años de vida, ha logrado incidir ante autoridades, medios de comunicación y la opinión pública, constituyéndose en un actor relevante para promover la innovación, la libre competencia, y una forma sustentable de hacer negocios

Es en estos momentos en que las nuevas asociaciones gremiales y organizaciones nacidas en meses y años recientes, debemos liderar el cambio y encaminar nuestro actuar hacia una nueva manera de emprender y de hacer empresa, aportando a la prosperidad del país, impactando positivamente a nuestros colaboradores, construyendo relaciones armónicas con nuestros consumidores, con conciencia de la comunidad en la que nos desenvolvemos, y estableciendo puentes de colaboración con la autoridad.

Al igual que al gobierno del presidente Boric, esta nueva generación de emprendedores y organizaciones gremiales recién empieza su viaje. Nuestra hoja de ruta deberá estar marcada por la inclusión, la participación, el diálogo colaborativo y la libertad que todo emprendedor necesita para desarrollar su negocio. En este viaje, nadie sobra.

Nuestra sección de OPINIÓN es un espacio abierto, por lo que el contenido vertido en esta columna es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial de BioBioChile