Observando la COP26 desde Chile, vi con cierta desesperación, como pasamos de encendidos discursos iniciales, incluyendo críticas generalizadas a los grandes gigantes ausentes, hasta un acuerdo final que si bien mantuvo vivo el compromiso de 1,5 grados, realmente sólo logró el compromiso para reducir gradualmente (y no eliminar) el uso de carbón (sin incluir además el petróleo y el gas) y los subsidios a los combustibles fósiles. Pero India sólo se comprometió a ser net zero al 2070 y China hizo anuncios poco claros al 2060. Al menos -eso si- el texto comienza a hablar de “transición justa”. Chile suscribió este acuerdo, pero no todavía Australia, India, China y EE.UU., aunque estas dos últimas potencias anunciaron impulsar la cooperación en la próxima década en descarbonizar, emisiones de metano y transición a energías limpias.

Por otra parte, en un tema siempre complejo, se aprobó el libro de reglas del artículo 6 cuyo objetivo es establecer una regulación para los mercados de carbono y sustituir así el denominado Mecanismo de Desarrollo Limpio establecido en el Protocolo de Kioto.

No hubo acuerdo para dar financiamiento climático a los países en desarrollo. El Fondo Climático incluía US$100 mil millones que los países desarrollados debían aportar a las naciones más vulnerables. Finalmente sólo “se les insta a” (en lugar de comprometer) duplicar los fondos para ayudarlos a adaptarse al cambio climático; pero sin metas concretas. No asumen su responsabilidad.

Lo más esperanzador, es que se consolidó la agenda de los océanos, los mayores capturadores de carbono en el mundo, lo que implica incluirlos oficialmente como herramientas en la lucha contra el Cambio Climático, como tiempo atrás ocurrió con los bosques. Y con ello, cada país deberá actualizar sus compromisos para protegerlos y seguramente en el futuro, se comprometerá financiamiento internacional para esta tarea. Se acuerda -y esto fue muy importante- dejar el Corredor Marino del Pacífico Tropical Oriental libre de pesca. 

Además, 120 países, prometieron frenar la deforestación para 2030. Si bien este acuerdo ya existía desde el 2014, ahora al menos esta iniciativa está mejor financiada. Y además, se acordó un programa para reducir 30% de las actuales emisiones de metano para 2030, asociadas a la cría de ganado y producción de arroz, el uso de gas natural y los vertederos de basura. Tampoco acá suscribieron China, India y Rusia.

En fin. Pocos logros. Realmente desesperante.

Verónica Delgado Schneider
Doctora en Derecho, abogada y profesora de derecho ambiental UdeC

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