En la reciente y extenuante jornada en la Cámara de Diputados en la que se aprobó la Acusación Constitucional contra el presidente de la República, fuimos testigos de la relativización total que algunos parlamentarios hicieron de las medidas de autocuidado por las cuales tanto esfuerzo se ha hecho para que la sociedad en su conjunto tome consciencia respecto de la gravedad y las consecuencias que genera el coronavirus.

Así, en plena tercera ola y con un aumento progresivo de casos activos, es incomprensible e intolerable que un legislador, siendo contacto estrecho o sospecha de covid-19, transgreda su aislamiento preventivo, incluso vulnerando a la Autoridad Sanitaria, para presentarse en el congreso, a esa hora, sin saber si era o no portador del virus Sars-CoV-2.

De esta forma, lo que muchas veces se ha insistido y criticado, sobre una adecuada comunicación de riesgo y el apego irrestricto a las medidas sanitarias de control de contagio, como así también su trazabilidad y aislamiento, ha sido relativizado en estos últimos días, anteponiendo otros objetivos por sobre los sanitarios.

Quienes estamos en la gestión de camas críticas y en la docencia, sobre todo en los momentos más duros de esta pandemia, nos conmocionamos cuando vemos cómo se superponen inconsecuentemente mensajes que apuntan a cambios o demandas, por sobre la vida de miles de personas habitantes de este país.

Todo esto genera confusión en la ciudadanía sobre el respeto a la normas e indicaciones sanitarias y es antagónico a las opiniones de quienes han librado una lucha sin precedentes para terminar con el virus y también de los mismos parlamentarios, quienes en otras situaciones han sido tajantes en criticar el incumplimiento de las medidas; no obstante, hoy convenientemente han pasado por alto.

Por lo anterior, en respeto a la memoria de muchas familias azotadas por la pandemia, al esfuerzo del personal sanitario, a lo que observan los profesionales en formación y la necesaria validación de la autoridad sanitaria, es indispensable exigir a quienes cumplen un rol de importancia en la sociedad y por tanto son ejemplo de conducta a seguir, que renueven su compromiso en la lucha contra la pandemia, más allá de la conveniencia individual o de algún conglomerado y así abrazar, con lucidez, la prevención como un estilo de vida, porque la pandemia no ha terminado.

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