Respaldar a Michelle Bachelet no implica renunciar a las legítimas diferencias ideológicas, sino reconocer que hay ocasiones en que debemos actuar juntos, porque lo que está en juego es el prestigio y la voz de Chile ante el mundo.
La reciente postulación de la expresidenta Michelle Bachelet a la Secretaría General de Naciones Unidas representa una oportunidad que trasciende la política local y de trincheras. Nos pone frente a la posibilidad de que una compatriota con reconocimiento global aspire a uno de los cargos más relevantes en la gobernanza mundial. Y eso, por sí solo, debiera ser motivo de orgullo y unidad nacional.
He manifestado públicamente mi apoyo a esta nominación, convencido de que no se trata de un proyecto de un sector político, sino de Chile entero.
La candidatura de Bachelet a la ONU merece nuestra unidad
Michelle Bachelet ha sido dos veces presidenta de la República, ha ocupado altos cargos internacionales, como Alta Comisionada de Derechos Humanos de la ONU, y ha mostrado un compromiso constante con la democracia, la justicia social, los derechos humanos y el multilateralismo. Esa experiencia y reconocimiento son atributos que pueden proyectar a nuestro país con fuerza en los grandes debates globales.
No desconozco que existan diferencias legítimas sobre su figura y gestión en la política interna. Eso es parte de la democracia. Sin embargo, este no es el momento de una mirada mezquina, sino de la perspectiva de Estado. La nominación de una chilena a la ONU no es un triunfo de un sector político, sino una carta de presentación de Chile al mundo, que debiera contar con un respaldo transversal, reflejando nuestra madurez democrática y la capacidad de anteponer los intereses del país a las disputas internas.
Es cierto que el gobierno del presidente Gabriel Boric debió socializar mejor esta candidatura con la oposición, la que convicción aseguro será el próximo gobierno. Sin embargo, debemos entender que respaldar una postulación así por encima de las diferencias partidarias, sería un ejemplo claro de madurez democrática y de visión de Estado.
Una oportunidad de actuar con altura de miras
Chile es pequeño en extensión, pero grande en historia, cultura e instituciones. A lo largo de los años, hemos proyectado liderazgos que trascienden fronteras que han dejado huella internacional. La candidatura de Michelle Bachelet se inscribe en esa misma tradición: mostrar que Chile tiene voces con credibilidad y visión.
Además, esta postulación refuerza un punto fundamental: la relevancia de la política exterior y nuestra presencia activa en organismos multilaterales. En un mundo interdependiente, la cooperación internacional es esencial para enfrentar desafíos como la crisis climática, la migración, desafíos como la inteligencia artificial o las tensiones geopolíticas.
Contar con una chilena al frente de la ONU puede situar nuestra historia de democracia y experiencia en transiciones políticas como referencia para soluciones colectivas.
Desde mi rol como presidente del Senado de la República de Chile, veo en esto una oportunidad de actuar con altura de miras. Nuestro país necesita gestos de unidad que fortalezcan la confianza en la política como herramienta de futuro. Respaldar a Michelle Bachelet no implica renunciar a las legítimas diferencias ideológicas, sino reconocer que hay ocasiones en que debemos actuar juntos, porque lo que está en juego es el prestigio y la voz de Chile ante el mundo.
Más allá de las trincheras
Ojalá que más allá de las trincheras, podamos apreciar lo que realmente significa esta nominación: la posibilidad de que una compatriota lidere una de las instituciones más importantes de la comunidad internacional. Esa es una noticia que nos engrandece y merece el apoyo de todos los sectores.
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