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El fallo de la Corte de Apelaciones de Antofagasta que anula la interceptación telefónica entre Josefina Hunneus y el presidente Gabriel Boric genera debate sobre el Estado de derecho. La conversación revela la gestión de Boric para favorecer a una fundación investigada por defraudación al fisco y su ofrecimiento de ayuda a Hunneus para un cargo en Mejor Niñez. A pesar de posibles conflictos de interés, se destaca la contratación de Hunneus tras la intervención del presidente. El caso plantea cuestionamientos éticos y jurídicos, pero se pide olvidar la conversación y se exalta el retorno del Estado de derecho.
1. Neolengua
Hay quienes dicen que el fallo de la Corte de Apelaciones de Antofagasta, que anula la legalidad de la prueba emanada de la interceptación telefónica de la conversación entre Josefina Hunneus y el presidente Gabriel Boric, restablece el estado derecho.
Hay quienes consideran que este hecho ha demostrado que las instituciones funcionan. Hay quienes creen que, al ilegalizar la interceptación telefónica, el problema se ha extinguido. A todo esto le llaman Estado de derecho, democracia.
Pero, ¿qué pasa si el lenguaje ya no describe la realidad, sino que la sustituye? ¿Qué pasa si llamamos “libertad” a la “esclavitud” y “fuerza” a la “ignorancia”? ¿Qué pasa si llamamos Estado de derecho a salvar al presidente de su incapacidad de habitar el cargo?
Boric, Orwell y el estado de derecho
2. La obligación de olvidarHabía escrito, para esta ocasión, siete páginas muy completas sobre la situación. No vale la pena, me dije luego, porque el asunto es claro como el agua. ¡Ha triunfado el Estado de derecho! Y me fui a dormir.
Soñé que el Estado de derecho se disolvía en nuestras manos. Era un sueño conceptual, como una película hecha por un polaco con financiamiento francés.
Luego descubriría que el financiamiento era chileno.
Porque podemos jugar a que la prueba presuntamente obtenida ilegalmente nos devuelve a la inocencia.
Pero no es así.
En esa conversación, queremos olvidarlo, el presidente ejecuta un llamado para ayudar a su exnovia gestionando una acción en apoyo a la defensa de ella. En la llamada, Gabriel Boric admite abiertamente su disposición a gestionar contactos entre el abogado de Karamanos y la representante legal de ProCultura, fundación investigada por presunta defraudación al fisco. Lo hace como presidente de la República y jefe de Estado, no como un ciudadano cualquiera. Esa diferencia es sustancial. Ha llamado para facilitar estrategias de defensa en el marco de un juicio donde se acusan delitos de una fundación contra el estado.
Sí, delitos contra el estado. Y el presidente coordina a la contraparte. El jefe de Estado gestiona acciones que pueden favorecer a una fundación que habría defraudado al estado.
El estado soy yo, canta el coro (esta escena necesita coro).
Este acto no solo desnaturaliza la neutralidad que el presidente debe garantizar frente a una investigación en curso. Es peor. Al coordinar a la contraparte del estado apoya a coordinar aspectos cruciales en procesos judiciales. De hecho, muchas veces se imponen medidas cautelares para que testigos y/o imputados no puedan coordinarse. El presidente facilita la conexión en un caso donde el afectado es el estado. Puedo entender su preocupación personal, pero su obligación no solo es otra, sino que es la contraria.
Y sí, es una obligación.
Pero queremos olvidarla.
“No sé si te puedo apoyar en algo…”
3. Borrar el pasado
Este es el primer potencial delito que se habría cometido en la conversación.
Gestionar una coordinación de la contraparte del estado.
Pero luego aparece el segundo potencial delito.
Estamos ya en el final de la conversación, en el posfacio, en la coda. El presidente Boric señala a Josefina Hunneus: “No sé si te puedo apoyar en algo… estoy disponible en lo que sea”. Ofrece sus favores sin que se lo pidan. La respuesta de ella es una señal de época, una lamentable señal: ella construye un puente discursivo entre la oferta y su demanda, un puente corto, un acto de elegancia básico, no más que eso.
Ella le explica un proyecto de intervención psiquiátrica, algo que podría realizarse en la institución Mejor Niñez o en el Ministerio de Salud. Su relato se centra en promoverse para un puesto en el área de infancia. La conversación es la siguiente:
J.H: Oye, yo estoy bien. Yo disponible para todo lo que tú necesites, lo que sí, comentarte en dos segundos que estoy muy preocupada por la situación de Mejor Niñez.
G.B: Sí, yo también.
J.H: Tengo la experticia, tengo la expertise, tengo el rollo, tengo la base teórica y una propuesta de cómo resolver la crisis psiquiátrica de los pacientes de Mejor Niñez. Hablé con Claudio Castillo, que está recién asumido, que me imagino que tiene 300 incendios al día.
G.B: Habla con él.
J.H: Sí, pero me imagino que tiene 300 incendios al día, quiere hacer un convenio con nuestro hospital, pero mi hospital no va a querer. Peor, entonces. Es mi pasión, es lo que quiero, tengo un equipo con el hemos armado una…
Hay que hacer un modelo de abordaje psiquiátrico de los pacientes descompensados conductualmente, que tienen la cagá hoy día, ¿no es cierto? Basado en evidencia bla bla bla, entonces tenemos una propuesta con mi equipo, con gente de la (Universidad) Católica, varias partes, de la (Universidad de) Chile. Salud no se coordina con MIDESO, que lo sabemos, ¿no es cierto? Que esto de los intersectoriales cuesta, y creo que es una oportunidad que esté Claudio ahí, porque viene de Salud, Claudio Castillo.
G.B.: Sí.
J.H: Eh, y feliz de irme para allá a armar esta guía, porque necesitamos una guia de intervención.
G.B.: ¿A Mejor Niñez?
J.H: A Mejor Niñez, al MINSAL, me da lo mismo, donde sea, me importa un huevo, si en el fondo es como ir a sentar a los expertos en traumas complejos, sentarlos, ponernos de acuerdo en elaborar un modelo de intervención.
G.B: Si quieres convérsalo, ¿y cómo te fue con Claudio?.
J.H: Claudio me dijo ‘hablémoslo’ Jajaja.
G.B: Ya, si necesitas una recomendación, yo estoy disponible. No creo que me corresponda a mí decir “oye, contrata a esta persona”.
J.H: No, no, es para que sepas, no sé si hablarlo con la Subse, no sé si es mejor hablarlo con el Ministro y MIDESO.
G.B: Háblalo con confianza con cualquiera de las personas que corresponda.
J.H: ¿Cachai? Ya, no, si es para que sepas no más, que estoy disponible en el fondo, quiero hacer esto y quiero irme donde sea.
G.B: Yo tengo la mejor opinión.
J.H.: Ya, poh.G.B: TACHADO Un abrazo grande, dile a la Constanza que la va a llamar el abogado.
Corto aquí la transcripción.
A veces pienso que el presidente nació en 1984
4. Un final feliz.
Antes de la llamada a Gabriel Boric, Josefina Hunneus había hablado con el Director Nacional de Mejor Niñez, Claudio Castillo. Ella misma se ríe, hablando con el presidente, de la respuesta evasiva que le dio la nueva autoridad, quien no manifestó interés. Sin embargo, después de la conversación de Josefina Hunneus con el presidente, Castillo la contrató.
Adujo al respecto que la conoció mientras se evaluaba un posible convenio con el Hospital Exequiel González Cortés, pero que el convenio no se concretó. Supuestamente, en esa interacción, Castillo se habría convencido para llenar un cargo vacante justamente con Josefina Hunneus. Una casualidad. La revelación intelectual que vivió Castillo coincidió con la recomendación de Boric.
No corresponde pensar en otras formas de causalidad. Olvidemos a David Hume, olvidemos a Bertrand Russell.
Repita usted: la causalidad es casualidad.
A veces pienso que el presidente nació en 1984.El presidente fue enfático: dijo a Josefina Hunneus que no puede instruir una contratación, que solo puede ‘recomendarla’. Usted sabe, las obligaciones propias de ser el presidente. Pero, ¿puede realmente recomendar el presidente?
El presidente es amigo de Josefina Hunneus. O fue su paciente. O ambas cosas. Pues bien, hay un conflicto de interés, la verdad es que ella no puede recibir una recomendación del presidente. Para ser claros, el presidente no conoce su trabajo y si fue paciente de ella, lo fue en un ámbito distinto al que ella está planteando (trauma complejo, infantil o adolescente).
En concreto: lo que hizo es incompatible en términos éticos y probablemente también lo es administrativamente.
No tengo muchas dudas, la verdad, de la gravedad de los hechos que leímos. Pero debemos jugar a lo contrario.
La conversación no existe. Y si existe “no tiene material criminalístico”. Y es que habiendo situaciones potencialmente reñidas con la ley, no hay material criminalístico.
El final de la conversación es simple: el presidente Boric logró coordinar al abogado de su exnovia con la representante legal de Procultura. Y Josefina Correa consiguió el trabajo que quería.
Un final feliz: ha retornado el Estado de derecho y debemos olvidar esta conversación que leímos. Sí, por favor, se ruega olvidarla. Es una conversación que nunca debimos conocer.
Será entonces que pronto todos los registros contarán la misma historia. Y ocurrirá que la mentira se convertirá en verdad. ‘Quien controla el pasado, controla el futuro; quien controla el presente, controla el pasado.’ Y, sin embargo, el pasado, aunque por su naturaleza es alterable, nunca había sido alterado. Lo que fuera verdad ayer puede ser mentira hoy, y nadie lo sabrá jamás. Es el trabajo del poder, es el trabajo del olvido.
¿Y en nombre de quién se olvida en nuestro gobierno? En nombre de la memoria.Gracias presidente. Ahora bien, si me manda un correo con su número directo, se lo agradecería. En una de esas, usted sabe, tengo la expertise.
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