Es hora de que el Estado chileno asuma su responsabilidad y tome las acciones necesarias para proteger y fortalecer nuestras industrias estratégicas. El futuro de Huachipato y de nuestro país está en juego, y es responsabilidad de todos nosotros asegurarnos de que estén protegidos y florezcan en los años venideros.

En este momento crítico para la Siderúrgica Huachipato, es esencial reconocer la importancia de definir esta industria como estratégica para el desarrollo de nuestro país. Más allá de ser una simple empresa, Huachipato representa un pilar fundamental de nuestra economía y un activo vital para nuestra soberanía económica.

Es hora de corregir errores del modelo económico y tomar acciones valientes y decisivas, tal como lo han hecho otros Estados.

Ejemplos como el de Italia, donde el Estado adquirió un porcentaje mayoritario de la propiedad de ILVA.

O el caso de Lufthansa en Alemania, que fue adquirida por el Estado.

Ambos casos nos muestran que es posible y necesario que el Estado asuma un rol activo en la protección y desarrollo de nuestras industrias clave.

Una alianza público-privada para rescatar a Huachipato

En este sentido, propongo que Chile adquiera el 51% de la propiedad de la Compañía Siderúrgica Huachipato, siguiendo un modelo de alianza público-privada similar al que se utilizó para abordar la explotación del Litio.

Esta medida no solo aseguraría la estabilidad y continuidad de Huachipato, sino que también garantizaría que los intereses nacionales estén protegidos y que se preserve esta industria vital para las generaciones futuras.

Actuar con determinación y visión de futuro

La protección de Huachipato y la soberanía económica de nuestro país dependen de la voluntad política y la capacidad de tomar medidas audaces. No podemos permitirnos quedarnos de brazos cruzados mientras una parte fundamental de nuestra economía está en riesgo.

Es fundamental comprender que si no se toman medidas urgentes, no solo estarán en peligro los 6500 empleos directos de la siderúrgica, sino también más de 60 mil empleos de los distintos encadenamientos productivos en la región.

El impacto económico y social sería devastador.

Es hora de que el Estado chileno asuma su responsabilidad y tome las acciones necesarias para proteger y fortalecer nuestras industrias estratégicas.

El futuro de Huachipato y de nuestro país está en juego, y es responsabilidad de todos nosotros asegurarnos de que estén protegidos y florezcan en los años venideros.