Hoy, existen condiciones inmejorables para la expansión del comercio ambulante. El abandono post-estallido y la degradación de los espacios públicos, propician su apropiación por parte de grupos que buscan enriquecerse.

Las ventas informales online, que proliferaron durante la pandemia, favorecen una cultura proclive a este tipo de transacciones, comportamiento que se trasladó a las calles. La crisis económica y su impacto en el desempleo y la inflación, favorecen la proliferación de mercados informales paralelos. Finalmente, la crisis migratoria genera personas disponibles para ejercer este tipo de actividades.

En estas condiciones tan evidentes, muchos nos dijeron que no era necesario ningún diagnóstico para actuar. Sin embargo, los resultados entregados por el Estudio de Caracterización del Comercio Ambulante en la Región Metropolitana – liderado por el Gobierno de Santiago en alianza con la Cámara Nacional de Comercio y el Centro de Políticas Públicas UC – nos dieron la razón.

Caracterizar de manera precisa este fenómeno es imprescindible para enfrentarlo. Los datos que levantamos nos permiten afirmar que se trata de un fenómeno grave, complejo y creciente.

No sólo porque es muy rentable para los vendedores que ganan cerca de 40 mil pesos diarios, sino porque también existe una creciente demanda por estos productos. El 90% de los compradores está satisfecho con su compra, valorando los bajos precios (54%) y su fácil acceso (47%).

Segundo, dado que el 42% de los vendedores son extranjeros y la mitad de ellos están en situación irregular (49%), no tienen otra alternativa que trabajar en este tipo de actividad. Y tercero, porque el comercio ambulante presenta niveles crecientes de violencia y delito: uno de cada 4 vendedores reporta presencia de crimen organizado.

¿Por qué es tan grave?
Primero, porque es una competencia desleal para el comercio establecido. En estas condiciones, los locatarios comienzan a cerrar sus negocios, porque hay vendedores en las calles que no pagan ni IVA, ni arriendo, ni patente. No hay ninguna ciudad en el mundo que pueda progresar cuando el comercio ambulante está desbordado y nadie lo enfrenta.

Pero, también es grave porque esta actividad está asociada crecientemente al crimen organizado. Hay territorios completos donde quien domina el espacio público son mafias que lo controlan y lo distribuyen, apropiándose de algo que por definición es de todos.

Y, por último, por razones sanitarias. La venta ilegal de medicamentos y de comida callejera (la segunda más vendida según el estudio), constituyen verdaderas amenazas en términos de salud pública.

Frente a esto se requiere una estrategia integral, cuestión que también advierte nuestro estudio. Integral en dos sentidos: multidisciplinaria, pero también desde el punto de vista territorial. Ya no basta con operativos puntuales.

La teoría del globo es más cierta que nunca. Cuando se controla un barrio, el comercio ambulante se mueve literalmente al otro lado de la calle. Un fenómeno así de complejo, así de creciente y así de grave, no puede descansar en operativos puntuales y aislados. Requiere una mesa de trabajo intersectorial, de carácter regional y permanente para articular al menos las siguientes medidas:

Primero, la persecución penal de las organizaciones criminales para desarticularlas.

Segundo, homologar las políticas locales porque su fragmentación es parte del problema.

Tercero, buscar algún tipo de respuesta para regularizar la situación migratoria, en Santiago hay 350 mil personas cuya situación migratoria está pendiente. Ese es un verdadero cuello de botella que nutre al comercio ambulante.

Por último, tenemos que focalizar nuestra oferta de empleo en aquellos vendedores que están dispuestos a reconvertirse (solo el 22%). Así lo hemos hecho como Gobierno de Santiago con la fundación Emplea del Hogar de Cristo.

Con todo, la principal conclusión del estudio es que dada las condiciones inmejorables que ofrece tanto para vendedores como para compradores, tenemos que pensar en estrategias permanentes y eficaces para elevar el costo de estar en la calle.