Detectar el virus SARS-CoV-2 que causa la enfermedad covid-19 en las aguas servidas, cuantificarlo, estimar su carga viral y establecer algoritmos que permitirán predecir de manera temprana el potencial riesgo de exposición en sectores de la ciudad, son el objetivo del proyecto que busca controlar la pandemia en la región Metropolitana.

La iniciativa es desarrollada por el Centro Tecnológico de Agua, Cetaqua, con el apoyo de Aguas Andinas, y tendrá una duración de cuatro meses. Con esto, buscan convertirse en un Observatorio de Vigilancia Epidemiológica Ambiental.

Para lo anterior se analizarán diversas muestras de aguas residuales en alcantarillas y biofactorías (plantas de tratamiento de aguas servidas de la principal compañía sanitaria de país), detectando y analizando trazos genéticos del SARS-CoV-2 y estableciendo modelos que permitirán asociar el movimiento del virus en la ciudad y su relación con la trazabilidad de los contagios.

En qué consiste

Contempla tomas de muestras en parte de la cuenca de Santiago y se sumará la recolección de información de casos incidentes de covid-19 en la misma área. Así, se recogerán muestras durante 10 semanas, las que aportarán los algoritmos necesarios que sustenten un sistema de vigilancia integrado que rastree no sólo el virus, sino también su relación con los nuevos casos que vayan apareciendo.

“Lo interesante de este proyecto es que no sólo se analizan las aguas que llegan hasta las biofactorías, sino también lo que se puede establecer en territorios delimitados al nivel de alcantarillas, permitiendo determinar de mejor manera la territorialidad en la presencia del virus y su carga viral. Lo que esperamos es que, al final de este proceso, podamos también informar a las autoridades de salud cómo va variando la presencia del SARS-CoV-2 en nuestro entorno y monitorear dónde se producen rebrotes e incremento de nuevos casos”, indicó la doctora Sandra Cortés, líder del proyecto, académica de Escuela de Medicina de la Universidad Católica, Investigadora del Centro de Desarrollo Urbano Sustentable y ex presidenta de la Sociedad Chilena de Epidemiología.

A su vez, toda la información recopilada se volcará en una plataforma que permitirá visualizar cómo está distribuido el virus en la ciudad a través de los trozos que se detectan en las aguas de los alcantarillados.

Desde Cetaqua aclaran que el proyecto se basa en la búsqueda y conteo de las trazas o restos del virus y no la totalidad de este. Una vez en las biofactorías y durante su fase de tratamiento se producen procesos físicos y biológicos, generando un efluente con agua clorada.

“Luego de este tratamiento, el agua que sale finalmente de las plantas es inocua. Sabemos que este virus es muy sensible al cloro, por lo que la carga viral es en gran parte reducida, que es lo que se vio también en el mismo proyecto que ya se realizó en Barcelona”, añadió la doctora Cortés.

Por su parte, Carmen Lacoma, gerenta general de Cetaqua Chile, destacó que “el centro tecnológico cuenta con todas las capacidades y herramientas necesarias para poner al servicio de la ciudadanía la investigación epidemiológica ambiental basada en las aguas residuales. Hemos desarrollado protocolos de detección que identifican al SARS-CoV-2 de una forma efectiva, reduciendo falsos positivos y la confusión con otros virus, y aplicando análisis estadísticos avanzados junto a los datos epidemiológicos”.

El proyecto se desarrolla colaborativamente junto a un equipo de expertos de cuatro universidades chilenas: Pontificia Universidad Católica de Chile, Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, Universidad Andrés Bello y Universidad del Desarrollo. Además, se contará con la experiencia previa del grupo SUEZ en España, que desarrolló la versión europea del covid-19 City Sentinel con las Universidades de Barcelona y Santiago de Compostela, quienes aportaron su conocimiento en virus y en ingeniería química, respectivamente.