20 vainillas de munición 9 milímetros y otras 20 de calibre 7.62, este último armamento de guerra de alto poder, cuyos efectos están a la vista en las imágenes del muro de protección del retén de Quidico, atacado anoche por un grupo armado que actuó con total impunidad en una jornada donde, además, se quemaron 4 cabañas en esta pequeña caleta ubicada en la comuna de Tirúa, provincia de Arauco.

Los hechos comenzaron con la ocupación ilegal de una cabaña ubicada a metros del borde costero. Hasta allí llegó un grupo de 40 personas, que, tras ocupar el inmueble se trenzaron en una dura disputa con quienes intentaron evitar la usurpación. Una riña que terminó con una mujer herida-integrante del grupo agresor- con 2 puñaladas en el cuerpo, cuya atención generó luego un altercado entre quienes la llevaron al Cesfam de Tirúa y personal de salud de este recinto, quienes fueron amenazados y agredidos.

En forma paralela, el grupo delictual quemó la cabaña en cuestión y también otras 3 propiedades distribuidas en distintos puntos de Quidico. La escasa dotación policial de la zona, 4 carabineros, era atacada ya a esa hora con armamento de grueso calibre, debiendo parapetarse hasta cesar el ataque en el cuartel.

Según fuentes policiales, la investigación apunta, por ahora, al actuar de un grupo delictual de iniciales “P.S”, ampliamente conocido tanto por las policías como por los mismos habitantes de Tirúa. Una agrupación de corte familiar investigada hace tiempo por varios delitos de distinto tipo en la zona.

Por ahora, no hay una conexión directa que vincule a este grupo delictual con otras organizaciones armadas que controlan vastos sectores de la provincia de Arauco, salvo la presencia de armamento de grueso calibre coincidente en los múltiples ataques que se registran a diario en la zona.

Tampoco un nexo directo con reivindicaciones de grupos vinculados con la causa mapuche, pese a que hay coincidencia del uso común de este tipo de consignas entre organizaciones delictuales que se esconden tras ellas para actuar con mayor impunidad y buscar legitimación en la zona.

Y es que, en primera instancia, se trataría de un grupo dedicado a delitos comunes, como robo en lugar no habitado (con inmuebles que después de ser desvalijados, son quemados), pero tampoco es posible descartar estos nexos, toda vez de la existencia de ciertos patrones que se repiten en cada uno de los hechos de violencia, como el corte de caminos y control de espacios territoriales para actuar con impunidad.