Probablemente la “animita” mas conocida del mundo entero sea “La Cruz de Cristo”, porque si nos vamos a la esencia pura del término, una animita es aquel lugar de devoción popular donde se recuerda a alguien que murió trágicamente y que además tiene -en algunos casos- la particularidad de conceder favores.

“La animita, como su nombre lo indica, hace referencia al ánima o al alma de una persona, y así llama el pueblo al hito que levanta en el sitio donde alguien sufrió una “mala muerte”. El signo de una cruz, velas, flores, fotos y diversos e insólitos objetos, señalan el lugar donde un alma fue violentamente arrebatada de su cuerpo. Allí acuden los fervientes a suplicar milagros, y a agradecer los favores concedidos, lo que expresan por medio de cartas, placas y todo tipo de recuerdos, segun plantea Oreste Plath en su libro L´Animita Hagiografía Folclórica ” (http://www.memoriachilena.cl/602/w3-article-123401.html)

Animita, es un diminutivo que proviene de ánima y según el diccionario de la RAE, la Real Academia Española de la lengua, ánima es alma “1. f. alma (principio de la vida). 2. f. Alma que pena en el purgatorio antes de ir a la gloria”; por lo tanto estos lugares lo que hacen es recordar a aquellas almas que a entender popular, se mantienen en un plano intermedio.

En prácticamente todo el mundo, pero sin duda mas arraigado en los paises latinoamericanos, existen estas animitas que se transforman en verdaderos santuarios urbanos, lugares de devoción popular que consitan el fervor de personas que muchas veces -sin siquiera saber la historia real-, hacen de estas grutas motivo de adoración y muestras de fe.

Historias conocidas masivamente como la de “La Difunta Correa” de Argentina o la de “Romualdito” en Estación Central en Santiago de Chile. En ambos casos, las historias se tejen y entretejen basándose solo en la versión popular y sin mucho fundamento. De hecho, no es una la versión, sino varias las que se van desarrollando en torno a este tipo de figuras casi idolatradas. (http://www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0185-06362013000200004)

En el caso de Argentina, una mujer que murió en plena pampa mientras iba con su hijo en búsqueda de su esposo que había sido reclutado por el ejército de Montoneros. El infante siguió alimentándose de la leche materna del cuerpo fallecido de su madre hasta que fue encontrado por lugareños. Diolinda Correa, la Difunta Correa. (https://www.argentina-excepcion.com/es/guia-viaje/curiosidades/difunta-correa)

En el caso de Romualdito, hay versiones que hablan de que fue un “canillita”, niño vago que fue violado y asesinado en ese lugar. Otros dicen que era un niño de unos 14 años con deficiencias mentales que fue asaltado y asesinado; también se dice que era un huaso provinciano que fue estafado y cuando intentó cobrar su plata, lo mataron, mientras que una de las teorías menos aceptadas era que se trataba de un maleante que fue ajusticiado por sus fechorías.

Lo cierto es que la versión mas acertada es que fue un hombre que simplemente fue asesinado en un asalto común y corriente. A pesar de ser una muerte de este tipo, con el tiempo el fervor popular le dio connotaciones angelicales a la figura de ese malogrado hombre, cuyo crimen además quedó impune, porque no hubo culpables ni detenidos. Romualdo Ivani Zambelli, 41 años, “Romualdito”. (http://www.elciudadano.cl/reportaje-destacado/conoce-verdadera-historia-de-romualdito-la-animita-mas-famosa-de-santiago/03/07/)

Quizás algo parecido ocurre en Valparaíso con una de estas animitas, la que tiene una extraña relación con la de Romualdito en Santiago. Ambas se ven parecidas, con placas de agradecimiento adosadas a la pared, en plena calle Colón, cerca del Hospital Carlos Van Buren. “Eran personas que murieron en un accidente; se estrellaron contra la pared, era un papá que traía a su esposa embarazada al hospital, estaba lloviendo y se resbaló, él quedó vivo, pero su señora y su hijita que no alcanzó a nacer se murieron, ve que por eso se llaman Julita y Luisita. Dicen que despues el caballero se mató”.

Así nos dijo -mientras solemnemente acariciaba la añosa pared-, uno de los señores que duermen en la posta de urgencia del hospital y reciben su alimento en el comedor abierto de la iglesia que está a sólo unas cuadras.

Aún cuando hay personas que llegan a rendirle un homenaje o a rezar en esa oscura pared, muchos aseguran solo conocer la historia; de los protagonistas afirman, nadie sabe. Isabel viene de Placilla, la historia se la contó su padre y supuestamente habrian sido madre e hija que se lanzaron desde lo alto de las rocas que ahora sirven de soporte a la grutita.

(http://calledelarte.blogspot.cl/2012/03/animita-valpo.html)

Mal podría uno pensar que este tipo de fervor esta supeditado solo a los sectores mas populares o de gente de un bajo nivel socioeconómico, o de un estrato social de los quintiles mas bajos. La fe no tiene relación con la ignorancia o la poca preparación. Sin ir más lejos a solo unos kilómetros en Reñaca, está la iglesia de San Expedito donde cada misa se repleta del fervor no popular, sino digámoslo así, del fervor aristocrático de la alta alcurnia viñamarina, por lo que al santo patrono se le pide con la misma fe que lo hacen los fieles de Lo Vásquez o de cualquier animita “sin pedigrí”.

Volviendo a la animita de Valparaíso, en nuestro recorrido por el lugar si encontramos los nombres y fuimos reconstruyendo la historia. Un denominador común es que efectivamente eran dos mujeres, pero de ahi a que hayan saltado al vacío, o haya sido un accidente de tránsito, dista bastante de la versión mas conocida. “Gracias Julita y Luisita por favor concedido”, nos da un indicio de quienes “están” ahi, si tenian nombres. (http://www.mercuriovalpo.cl/prontus4_noticias/site/artic/20040606/pags/20040606050502.html)

Edith es otra de las fervientes de las animitas de la Avenida Colón. Es profesora y asegura que cuando la intentaron despedir de su trabajo hace muchos años, fue su madre la que le pidio a la “Julita y Luisita” que la ayudaran. Dice que no la despidieron y así se transformó en una ferviente seguidora de las animitas.

Mery, de la Florería Mery, un local comercial que está inmediatamente al costado de la “animita”, nos dice que hay una placa recordatoria, mientras nos cuenta la “verdadera” historia, o al menos la que ella conoce.

Luisita y Julita, una madre y su hija que caminando por ese sector fueron aplastadas por un desprendimiento de rocas que se deslizó después de unas lluvias. Sus familiares pusieron en el lugar una grutita recordatoria, sin embargo, con los años la grutita se transformó en lugar de devoción popular cuando los familiares de los enfermos del Van Buren le pedían por la salud de sus seres queridos y las animitas cumplían.

Intentamos remover la enredadera que cubre la placa recordatoria que nos mencionaron en la florería; está a mas de dos metros de altura y la verdad es que despues de varios intentos, decidimos dejar tranquilas a esas “almas”, en definitiva, nunca se sabe pero quizás ellas no quieren que se conozca su verdadera historia, vaya a saber uno.

Francisco Ovalle | RBB
Francisco Ovalle | RBB