La familia de Irma Solís, la profesora chillaneja vista por última vez en Punta Arenas en mayo de 2015, enfrentó por primera vez al único acusado en la causa, en el marco del juicio oral simplificado que lleva adelante la Justicia.
En concreto, se trata de la expareja de la mujer, un marino identificado como Eduardo Jara, a quien se le imputó el delito de obstrucción a la investigación, por el que arriesga una pena 540 días de presidio.
En esa línea, hasta la capital de Magallanes llegaron sus padres para entregar su testimonio ante el Juzgado de Garantía local.
Pese a que el uniformado, en la misma instancia, aseguró ser inocente, la familia lo sindicó como el culpable de la desaparición y, dijeron, esperan que sea condenado.
“Jamás lo conocimos en persona y, por lógica, que aparezca un vehículo abandonado y con las huellas borradas es muy extraño. Esperamos que sea condenado. Es difícil encontrar a nuestra hija, porque él ha hecho que corra el tiempo“, dijo su padre, Miguel.
Por su parte, la madre, Ernestina Cruces, acusó que Jara la extorsionó “y nuestra hija no nos dijo nada quizá por temor”. No obstante, ya había expresado sus dudas en relación a su persona.
“Habían testigos que vieron que él la golpeaba, lo que él niega. Hay muchas contradicciones, porque a mi me dijo por teléfono que no la había visto desde enero y después el 2 de mayo”, añadió.
“También habían conversaciones por computador que nos dejaban la duda que no era Irma la que nos escribía, porque le nombrábamos familia y nos respondía que no los conocía”, finalizó la mujer.
El juicio, que podría terminar este lunes, comenzó a más de tres años de perderle el rastro a la docente. En julio, la Fiscalía cerró la investigación, con Jara siendo el único imputado.
