Duerme a la intemperie, rodeado de basura y el techo de su “hogar” es de nylon. Así vive desde hace cinco años un adulto mayor de Puerto Montt, región de Los Lagos.
Se trata de Benedicto Reyes, de 75 años, quien ha luchado toda su vida por tener un mejor pasar. Su batalla, en el último tiempo, requiere de más energía que nunca, ya que vive en medio de un sitio eriazo.
Su única compañía es su amiga María Oyarzo. Juntos se cuidan para no estar solos en un sector cercano a la Villa Melihuén.
El hombre es oriundo de Chiloé. Por diversas razones terminó en la calle, tiene complicaciones para moverse y vive al costado de una construcción de metro y medio de ancho por dos de largo, donde duerme como puede.
María perdió su casa tres veces por incendios que aseguró, fueron intencionales. Tiene 42 años, vende chatarra y recolecta donaciones para comer y vestirse.
En conversación con Radio Bío Bío de Puerto Montt, aseveró que no quiere seguir viviendo en esas condiciones.
Benedicto dijo que cuando llueve se tapa con un nylon para capear el frío. Un poco de fuego en una especie de parrilla acompaña sus jornadas.
En total tiene siete hijos. Según manifestó, en algún momento uno de ellos lo albergó en su hogar, sin embargo, por problemas de convivencia abandonó la casa.
María Oyarzo señaló que decidió acompañar Reyes después del último incendio que destruyó su vivienda.
Agregó que un día al pasar por el lugar se acercó para resguardarse del frío. Desde entonces son amigos, se acompañan y se cuidan.
Pese a todas las complicaciones, ambos tiene buen ánimo, relatan sus desdichas como anécdotas de la cruda vida, pero con ganas de salir, de abandonar esa realidad que hoy los aqueja.
Benedicto y María están viviendo entre matorrales, a metros de todo el avance residencial de Puerto Montt, cerca de verdaderas fiestas inaugurales donde han asistido diversas autoridades, sin percibir la realidad de estas dos personas.
