Conocido es el ingenio del chileno, tal como lo ejemplificó un menor de catorce años que, a cambio de una propina, revisaba si las mesas estaban instaladas en un local de Copiapó.

El adolescente se levantó temprano para generar algunas ganancias, aprovechando las circunstancias que entregan las primarias y las ganas de muchos de tener la tarde libre para ver el partido.

De paso esto se convirtió en una “ayuda” para quienes querían asegurarse de no ser vocales, por la falta de personas en las mesas.

Quienes acudían al lugar se tomaron la situación con humor y valoraron la idea del niño.