A raíz de la reciente elección de Consejeros Constitucionales, en que lideró el Partido Republicano, diferentes académicos analizaron la actual Carta Magna y qué tan "pinochestista" es tras las reformas.

Como sabemos, el Partido Republicano se consolidó como la principal fuerza del Consejo Constitucional tras conseguir 23 electos a nivel nacional que, recordemos, serán encargados de redactar un nuevo proyecto de Constitución.

En cuanto a la actual Carta Magna, el texto fue aprobado en 1980 durante la dictadura de Augusto Pinochet. Desde entonces, ha pasado por más de 60 reformas, según afirma el profesor de Derecho Público de la Universidad Diego Portales, Javier Couso.

Asimismo, el profesional explica que, incluso tras la entrada en vigor de Carta Fundamental, Chile siguió en estado de emergencia y los derechos fundamentales no fueron aplicados hasta la transición democrática en 1989.

Las principales reformas a la Constitución Política de la República

Couso explica que “hubo negociaciones con la oposición para que la dictadura eliminara algunos de los aspectos más grotescamente inaceptables de la Constitución”.

En 2005, a través de otra reforma, se eliminaron dos aspectos cuestionados. En primer lugar, cerca de un 20% o 25% del Senado no era elegido democráticamente, lo que alteraba “la voluntad popular”. Asimismo, los comandantes en jefe de las Fuerzas Armadas seguían sin estar bajo control civil.

Desde la Universidad Católica de Chile, Miguel Ángel Fernández, mencionó que las últimas reformas -de los últimos tres años- han permitido la implementación del proceso constituyente de la Convención Constitucional, y el actual.

¿Es la Constitución de la dictadura de Pinochet?

Por un lado, el experto constitucionalista Miguel Ángel Fernández comentó a DW que no comparte esa denominación y e indicó que, sobre todo la reforma de 2005, ha ido “mutando” de una forma más o menos profunda “según la materia, lo definido en el texto original”.

Lo anterior en temas como la interpretación y aplicación de la Carta Magna por parte de órganos de control, como el Poder Judicial y el Tribunal Constitucional.

Por su parte, Javier Couso afirma que hay cierta lógica en "hablar de la Constitución de Pinochet" porque en todas las reformas "no hay una coma o una letra que no hayan sido una concesión de los partidos políticos herederos de la dictadura".

Agregando que, es como si Cuba se transformara en una democracia y quedara una Constitución marxista y las reformas dependieran de las concesiones de los herederos políticos del partido comunista.

Progresos y peligros

Ambos académicos mencionaron aspectos progresistas del texto de Pinochet que podrían ser rescatados para la redacción del proyecto de nueva Constitución.

Mientras Couso destaca sobre todo la introducción de una segunda vuelta en las elecciones presidenciales, Fernández destaca "el reconocimiento de la dignidad humana".

"El hecho de que el Estado se encuentra al servicio de la persona o los derechos esenciales que emanan de la naturaleza humana como límite al poder", agrega Couso.

Respecto al actual proceso, el académico de la Unab destacada que si Republicanos "hace una Constitución sin incluir a los grupos de izquierda es probable que se vuelva a repetir el rechazo. Ese peligro existe".