“8,5 en la escala ritcher ¿esto significa terremoto?” “Sí, sí… esto en otro país… el daño hubiera sido mucho mayor” (primera versión oficial de Onemi en conversación con Radio Bío Bío).

La madrugada del 27 de febrero de 2010 Chile despertó en una pesadilla. Muchos recién estaban entrando a sus camas después de terminar de ver la última presentación del Festival de Viña del Mar, hasta que el reloj marcó las 03:34.

En 90 segundos todo cambió. Edificios caídos, puentes colapsados y autopistas inutilizables fueron algunos de los daños materiales inmediatos hasta que, horas después, un tsunami barrió con la costa del Bío Bío y El Maule, destruyendo pueblos, arrastrando personas, escombros y vehículos por igual.

Los mensajeros

Sin luz, sin redes telefónicas, ni Internet, la comunicación se volvió compleja. Más bien, la ciudad quedó casi completamente desconectada del exterior. Como si se hubiera regresado algunas décadas en el tiempo, los habitantes de Concepción y de las comunas cercanas desempolvaron sus radios a pila para poder informarse de lo que sucedía en el país.

Aún desconcertados y con las emociones a flor de piel, los periodistas y controladores de Radio Bío Bío acudieron para operar los equipos, que seguían funcionales y listos para transmitir gracias a los trabajadores presentes en el edificio ubicado junto a la Plaza Independencia. La emisora penquista fue la única radio que los ciudadanos pudieron sintonizar.

“Nos vimos sometidos a la tensión máxima, especialmente nuestro equipo en Concepción. Ellos llegaron como pudieron a la radio -algunos incluso en pijama- y tuvieron el instinto de saber qué hacer”, relató Tomás Mosciatti a estudiantes en una charla en la Universidad del Desarrollo en 2010.

El rostro de la Galería Olivieri, cambiado de un día para otro.
El rostro de la Galería Olivieri, cambiado de un día para otro.

Mediante la constante transmisión radial se conoció que la estimación del sismo pasó de un preliminar 8,5 en escala Richter -que cuantifica la energía que libera un terremoto-, a un 8,8 en la escala sismológica de magnitud de momento, que se basa en la medición de la energía total que se libera en un sismo.

En tanto, en la escala de Mercalli alcanzó el grado IX, calificado como de “violenta intensidad”.

Trasmitiendo 24 horas seguidas, Radio Bío Bío no sólo informó lo que sucedía en las zonas afectadas, sino que también funcionó como nexo entre las familias de diversas zonas, recibiendo mensajes en las oficinas y leyéndolos al aire. Incluso llegaban papeles con nombres de personas desaparecidas, cuyas familias y amigos intentaban localizar.

gracias-biobio-la-radio

“Vengo de la Remodelación Paicaví. Tengo familia en Hualqui y me necesito contactar con familia que está en Arauco. Vengo a dejar un mensaje acá”, explicó una de las personas que llegaron hasta las inmediaciones.

A través de la emisora se pudo escuchar, incluso, a un capitán de la Armada dar instrucciones a sus subalternos y a ejecutivos de las eléctricas que reportaron los daños sufridos y las estimaciones para cuándo se repondría el suministro eléctrico.

En este contexto, ciudadanos comenzaron a llegar a las oficinas de O’Higgins con papeles que fueron recibidos por quienes se “acuartelaron” en la Galería Olivieri. Y así como llegaron recados, también lo hicieron solicitudes. Muchas de ellas urgentes.

La primera “farmacia popular”, improvisada

La emergencia en la región y la paralización total de actividades sufrida impidió que el comercio funcionara. Las farmacias, con sus puertas cerradas, no estaban entregando medicamentos y los enfermos crónicos se vieron severamente afectados.

A través de la emisión, se empezó a solicitar medicamentos específicos para varias enfermedades y condiciones, llamados de auxilio que fueron rápidamente contestados por los auditores que comenzaron a llevar los insumos hasta la emisora.

Las personas trajeron fármacos que tenían disponibles, por ejemplo habían escuchado en sus radios que un señor con dependencia a la insulina la necesitaba. Así, los casos se fueron sucediendo hasta que auditores entregaron productos de salud incluso sin que nadie los hubiese pedido, adelantándose a la necesidad. Eventualmente algunas farmacias se sumaron, cediendo cajas con medicamentos.

Las donaciones se fueron acumulando, hasta que dentro de muy pocos días requirieron una coordinación mayor, trabajando los empleados de Radio Bío Bío y de otros locales de la Galería Olivieri codo a codo con auditores voluntarios. La prioridad se puso en los medicamentos más urgentes.

“En algún momento dado se acercaron un par de auditores a la radio a solicitar remedios”, señaló Eric Brugmann, gerente comercial de Radio Bío Bío. “A esto se sumó otro par de auditores con otro tipo de remedios y comenzaron a llegar personas con ese tipo de medicamentos y otros más, dejándolos a disposición”, añadió.

“En un momento dado empezamos a tener una gran cantidad de remedios y que obviamente nadie en la radio sabía que hacer con ellos”, por lo que se hizo un llamado al aire para que algún profesional pudiera entregar y coordinar la entrega.

Así apareció una profesional de la salud que se unió al equipo en la Galería Olivieri, cuyo trabajo fue fundamental para que esta improvisada farmacia -que ocupaba todo el pasillo del primer nivel- funcionara.

Los pasillos se llenaron de fármacos, desde aspirinas hasta ansiolíticos.
Los pasillos se llenaron de fármacos, desde aspirinas hasta ansiolíticos.

Se necesitó también personas con conocimientos farmacéuticos, por lo que estudiantes y profesionales de diversas áreas de la medicina apoyaron, administrando y categorizando los medicamentos de la “farmacia popular” que se instaló en la entrada de la galería.

“Soy dentista, llegué invitado por la persona que está a cargo. En mi casa me sentía bastante inútil. Fui al hospital y habían voluntarios de sobra, por lo tanto decidí venir a acá”, relató Pablo en uno de los registros audiovisuales de Radio Bío Bío de la época.

De acuerdo a Loreto Neira, jefa comercial de Radio Bío Bío en Concepción, gran parte de personas que llegaban eran principalmente por dolores de cabeza y algunos que solicitaban insulina. “Teníamos ampollas, pero no estaban refrigeradas, así que hicimos el llamado y nos indicaban donde se podía ir a buscar”, detalló.

“Éramos entre cuatro o cinco personas que estábamos a cargo de la farmacia, el resto eran los chicos que se acercaban a las rejas de la radio y eran voluntarios”, explicó Neira. Este equipo racionaba y entregaba los fármacos dependiendo de la necesidad inmediata de las personas.

La farmacia improvisada se mantuvo funcionando cerca de una semana y media, y llegaron a despachar cerca de 15 mil recetas. Hubo momentos en que, incluso, se almacenaron tantos medicamentos que se tuvo que dejar de recibir donaciones.

Por la labor que tuvo Radio Bío Bío en medio de la emergencia, la Confederación de Comercio Detallista y Turismo de Chile (Confedech) destacó al cobertura con el premio “Valioso Aporte Informativo”. A este reconocimiento también se sumó el de la Cámara Nacional de Comercio que otorgó el galardón “Diego Portales Palazuelos” por su “sobresaliente desempeño en su trayectoria laboral y capacidad de superación y emprendimiento, pese a haber sufrido directamente las consecuencias del terremoto y posterior tsunami”.