Tras el reportaje de Radio Bío Bío sobre la denuncia de abuso sexual contra sacerdotes de la congregación de los Sagrados Corazones, han aparecido nuevas acusaciones.

La Radio esta vez accedió al relato de Felipe Vial, un nuevo denunciante del sacerdote Juan Andrés Peretiatkowicz, que refuerza el relato de Carolina Marín sobre la personalidad del religioso que fue condenado este año al retiro tras acusaciones de abusos el año pasado.

Es descrito como un cura muy carismático, muy cariñoso especialmente con hombres, saludaba a todos con un “topón” en la boca. Era muy amigo de algunos jóvenes, casi un confidente. Quienes lo conocieron acusan que en ocasiones se interponía en relaciones amorosas, y que se aprovechaba de la gran confianza que lograba con los jóvenes para abusarlos y avanzar progresivamente en sus actitudes impropias, que terminaron en delitos.

“Lo conocí en 1987 cuando era el cura del colegio San Esteban Diácono. Nos hicimos muy amigos, el era un referente y un confidente de confianza en mi vida. Nuestra amistad se extendió por más de 4 años, fue mi confesor y un apoyo importante en esos años, debido a un padre ausente”, dice Felipe.

“Empezó con tocaciones que yo interpretaba como ‘afectos’, era todo un poco confuso, hasta que un día sin que me diera cuenta se tiró encima mío y empezó a frotarse hasta que sentí como tenía una eyaculación encima mío. Quedé literalmente ‘en shock‘ y con una sensación de que algo se había roto en mi interior”, cuenta Felipe, quien en ese entonces tenía 18 años recién cumplidos.

Pero Peretiatkowicz no fue el único. Antes de este episodio Felipe conoció, a sus 15 años, al fallecido sacerdote Miguel Ortega, con quien se relacionó en medio de la planificación del bautizo de una de sus hermanas, en 1986. Los encuentros que tenía con él eran en la casa que el cura tenía al costado del Colegio Seminario Menor.

“Yo notaba una excesiva cercanía por su parte al principio, para luego tocar directamente la pierna e ir avanzando hacia la zona genital. Lo que yo hacía era moverme o directamente levantarme”, sostiene Felipe.

“Un día durante una reunión Manuel Ortega dijo que se iba al baño. Pasaron 10 minutos y se aparece desnudo con su miembro erecto en frente de mí. Mi reacción fue de perplejidad en un principio para luego mandarlo a vestirse, le dije: ‘¿qué estás haciendo? ¡Anda a vestirte!”, detalló.

No es la primera vez que el exvicario de la juventud, Miguel Ortega, aparece en un relato sobre abuso sexual. También es nombre conocido en el caso Maristas.

Los sobrevivientes de este caso, Jorge Franco y Jaime Concha, lo apuntan como abusador, y han relatado que los “manoseaba” en presencia del exvicario de la solidaridad Cristian Precht, con quien tenía una cercana relación.

Jaime Concha recordó las características de Ortega e instó a que se realice una investigación en contra del sacerdote a pesar de estar fallecido.

Mientras, el director ejecutivo de la Fundación Para la Confianza y denunciante de Fernando Karadima, José Andrés Murillo, se refirió al reportaje de Radio Bío Bío sobre las denuncias en contra de Gerardo Joannon realizada por Carolina Marín.

Murillo catalogó el caso como brutal y llamó a los Sagrados Corazones a hacer un mea culpa del asunto.

El Tribunal de Juicio Oral en lo Penal de Ovalle condenó hoy al sacerdote Luciano Antonio de la Barrera Arancibia a la pena de 818 días de presidio, con el beneficio de libertad vigilada intensiva por igual período, en calidad de autor del delito consumado de abuso sexual de menor de 14 años. El ilícito fue perpetrado en la comuna de Los Vilos, en septiembre del año pasado.

El fallo dio por acreditado, más allá de toda duda razonable, que alrededor del mediodía del 15 de septiembre de 2018, en el interior del Hogar Laura Vicuña de Los Vilos, el condenado, el sacerdote Luciano Antonio de la Barrera Arancibia, visitó la ciudad con el objetivo a oficiar misa, procediendo a abusar sexualmente de un menor de 6 años de edad, siendo sorprendido por una adolescente residente de dicho hogar, huyendo el menor del lugar.

Una vez ejecutoriado el fallo, el tribunal dispuso que se proceda a toma de muestras biológicas del sentenciado para determinar su huella genética e inclusión en el registro nacional de ADN de condenados.