El ingeniero Felipe Osiadacz (28) y el chef Fernando Candia (30) llevan un año presos en Malasia acusados de homicidio y arriesgan pena de muerte en la horca. Durante las últimas horas se reagendó el juicio en su contra para el 24 de septiembre.
En el país asiático están siendo representados por la abogada india Venkateswari Alagendra, quien reiteró que ambos “actuaron en defensa propia” en el crimen que se les imputa y que ocurrió en el contexto de una confusa pelea en el lobby de un hotel.
Pero ¿qué se sabe del hombre que murió?: en el expediente siempre se detalló que era un “ladyboy”, como se le denomina a los travestis y transexuales en Malasia. Sin embargo, este antecedente estuvo -en términos comunicacionales- guardado bajo siete llaves.
“Siempre estuvo en el expediente. No es ninguna sorpresa”, dijo escuetamente Jorge Bofill, abogado que representa a los familiares de los detenidos, a principios de agosto a diario La Tercera.
En aquella oportunidad, el matutino detalló que las familias y sus asesores acordaron -como estrategia legal- reservar la condición sexual del ciudadano malasio para que el caso no se viera “contaminado” dada su gravedad, ya que Osiadacz y Candia arriesgan morir en la horca en caso de ser declarados culpables.
Asimismo, se reveló que la abogada Venkateswari Alagendra también recomendó “guardar estricta reserva sobre los detalles del caso y más aún sobre la sexualidad de la víctima” y así evitar que se hablara de un crimen de odio o de connotación homofóbica antes de que se expusieran todas las evidencias en la mesa.
“La víctima tenía la apariencia de una mujer, pero más allá de eso no hay ningún cambio en el caso por esta condición sexual. Felipe estaba en el hotel, esperando que llegara Fernando, porque este último tenía la llave para entrar a la habitación, y esta persona siguió a Fernando y ahí se produjo el incidente que se describe”, explicó Jorge Bofill en el reporte que publicó La Tercera el 2 de agosto.
A renglón seguido, el académico de la Universidad San Sebastián, Iván Navas, señaló que en los delitos de homicidio en ese país no se distingue la condición sexual de la víctima para un tratamiento distinto.
En síntesis, que la víctima haya sido un “ladyboy” no tendría mayor implicancia en el tratamiento judicial de los hechos. En el código penal de Malasia, donde prima una cultura que dista en varios aspectos de la occidental, se sancionan una serie de prácticas sexuales, entre ellas el lesbianismo y el travestismo.