Actualmente, el 74% de la población chilena mayor de 15 años tiene sobrepeso o es obesa, una situación que preocupa a las autoridades por las consecuencias que ello tiene en la salud de las personas con la aparición de otras enfermedades asociadas como diabetes, hipertensión y cardiovasculares.

En esa lógica, de acuerdo al Instituto de Políticas Públicas en Salud (Ipsuss) y la carrera de Nutrición y Dietética de la Universidad San Sebastián, el Ministerio de Salud está evaluando la implementación de una tarjeta verde “para promover un mayor acceso a frutas y verduras en familias vulnerables”, según adelantó Daniela Godoy, jefa de la División de Políticas Públicas (Dipol), dependiente de esa cartera sanitaria, en el marco del Coloquio “Tratamiento obesidad ¿Fármacos o cambio de hábitos?”.

La profesional aclaró que es una medida que está en desarrollo y que todavía tiene que pasar varias etapas antes de materializarse, pero el objetivo -señaló- es ayudar a la población más vulnerable a acceder a alimentos saludables que a veces son más caros.

“La evidencia muestra que hay población que no accede porque alimentarse saludablemente cuesta un 20% más. Entonces queremos facilitar la compra de estos alimentos en almacenes de barrio, pero estamos esperando que la Dirección de Presupuestos apruebe los recursos”, dijo Godoy.

La autoridad añadió que también están trabajando en el objetivo sanitario de disminuir en 10% la obesidad de menores de seis años, por medio de la reformulación del Programa Vida Sana en la Atención Primaria de Salud.

Agregó que otra de las medidas es impulsar los “Sellos Vivir Sano”, que consiste en entregar un reconocimiento e incentivos a aquellos establecimientos educacionales y comunitarios, lugares de trabajo, que implementen buenas prácticas para reducir la obesidad.

En tanto, el exjefe de la Dipol y actual académico del Centro de Políticas Públicas de la U. de Santiago, Tito Pizarro, indicó que para la efectividad de las políticas de reducción de la obesidad y el sobrepeso, se necesita modificar los entornos alimentarios, a través de productos que tengan menos componentes críticos, en las escuelas protegiendo la alimentación saludable de los menores, y en la sociedad dejando de concebir al alimento como una respuesta al estrés o la angustia.

“El abordaje del componente social y psicológico de las personas es fundamental, puesto que esta enfermedad no puede ser enfrentada sólo desde el punto de vista de la salud pública”, dijo Pizarro.

¿Uso de fármacos en la obesidad?

Respecto al tratamiento de la obesidad a través de intervenciones quirúrgicas o uso de fármacos, los especialistas coincidieron que si bien pueden ser efectivas en lo inmediato, no son una solución al problema.

“¿Sirven los medicamentos?, sí, pero ojo que el problema de la obesidad y de algunas enfermedades es social. Tiene que ver con los entornos en donde vivimos y cómo estos entornos nos llevan rápidamente desde muy chiquititos a ser niños o niñas obesas”, puntualizó Pizarro.

Por su parte, la jefa de la Dipol, Daniela Godoy, agregó al respecto que los medicamentos deben ser “la última opción”.

Sobre este punto, Paula García, académica de la carrera de Nutrición y Dietética de la U. San Sebastián, afirmó que “al utilizar sólo fármacos no estamos tratando el problema o el origen multifactorial de la obesidad, siendo que el uso y cambio de hábito es fundamental. No se puede pretender bajar de peso si los estilos de vida siguen siendo no saludables. Es un tratamiento en conjunto y, lo fundamental, es el hábito y estilos de vida saludable para mejorar la salud y calidad de vida”.

La docente concluyó que la cirugía bariátrica, por ejemplo, sirve para pacientes con obesidad mórbida con comorbilidades asociadas y que por ello, requieren una intervención rápida, pero aclaró que si no modifican el hábito “volverán a ser obesos”.