El balance de víctimas mortales de las inundaciones repentinas que se han registrado en el norte de Turquía aumentó a 38 este viernes.
Así lo informó las autoridades locales, en tanto el presidente Recep Tayyip se desplazó a la región.
De acuerdo a un balance provisional de la Agencia gubernamental para los desastres naturales (Afad), 32 personas murieron en Kastamonu y otras seis en la vecina Sinop. Además hay un número indeterminado de personas desaparecidas.
El presidente Erdogan visitó durante la jornada la región más afectada para demostrar su solidaridad con las víctimas y evaluar los daños.
“Su pena es la de todos nosotros. El Estado está junto a ustedes con todos sus medios” disponibles, declaró Erdogan antes de los funerales de las víctimas.
Numerosos responsables políticos y asociaciones llamaron al gobierno turco a tomar medidas radicales. Esto, para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, puesto que atribuyen estos desastres al cambio climático.
Turquía no ratificó el acuerdo de París sobre el clima de 2015 (COP21).
Como consecuencia de las intensas lluvias, el nivel del agua subió hasta 4 m en algunos pueblos y las calles se convirtieron en torrentes con autos y escombros.
Adem Senol, de 75 años, observó cómo el agua rodeó en pocos minutos su casa en la provincia de Bartin.
“Nunca en mi vida había visto algo así”, contó el jubilado a la agencia estatal de noticias Anadolu. “El agua se elevó más alto que nuestras ventanas, rompió nuestra puerta e, incluso, la pared de nuestro jardín”, añadió.
Hospitales de la región tuvieron que evacuar a sus pacientes.
Los habitantes se vieron obligados a refugiarse en los tejados de sus viviendas y ser evacuados en helicópteros como muestran imágenes difundidas por las televisiones y las redes sociales.
Varios puentes de carreteras también colapsaron después de deslizamientos de tierra.
Conmocionados, algunos sobrevivientes expresaron su malestar con las autoridades locales, acusándolas de no haber reaccionado con la suficiente celeridad para rescatar a los habitantes.
“Sólo nos dijeron que pusiéramos a salvo nuestros vehículos, porque el río corría peligro de desbordarse. No nos dijeron que salváramos nuestras vidas ni las de nuestros hijos”, lamentó Arzu Yücel, cuyas hijas gemelas están desaparecidas tras que su edificio se derrumbara.
“Si nos hubieran advertido, nos hubiéramos ido en menos de cinco minutos…”, añadió entre sollozos, citada por la agencia DHA.