¿Gobierno de derecha dirigido por Benjamin Netanyahu o coalición contra él? ¿O quizá nuevo callejón sin salida? Israel vota dividido este martes en sus cuartas elecciones legislativas en menos de dos años, con una intensa campaña de vacunación contra el covid-19 como telón de fondo.

Un año después del inicio de la pandemia, Israel parece en vías de superarla gracias a una gran campaña de vacunación que ha permitido administrar las dos dosis necesarias al 49% de la población.

Una “victoria”, clama el primer ministro saliente Benjamin Netanyahu, también vacunado, aunque no inmunizado contra una derrota electoral.

Pero el año transcurrido ha estado también marcado por el inicio de un proceso contra el primer ministro por corrupción y abuso de poder, que ha alentado la formación de un movimiento de protesta social en todo el país, encarnado por las manifestaciones del sábado por la noche ante la residencia de Netanyahu en Jerusalén.

A menos de 24 horas de las nuevas elecciones, dos campos se enfrentan: los que están a favor y los que están en contra de Netanyahu. Pero como el sistema electoral proporcional favorece el acceso al Parlamento a pequeños partidos, cada bando presenta subdivisiones.

Las últimas encuestas atribuyen al Likud (derecha conservadora) de Netanyahu unos 30 escaños sobre los 120 de la Knéset (Parlamento), contra unos 20 para su opositor centrista Yair Lapid, líder del partido Yesh Atid (“Hay un futuro”), y casi diez para los partidos de derecha liderados por Gideon Saar y Naftali Bennett, seguidos por decenas de micropartidos.

AFP / Benjamin Netanyahu

Difícil mayoría

Para formar gobierno, tanto el bando de Netanyahu como el de Lapid necesitarán alcanzar la mayoría absoluta (61 escaños), y evitar así unas nuevas elecciones.

Para ello, el primer ministro saliente espera aliarse con la derecha religiosa y la extrema derecha, mientras que Yair Lapid lo haría con los partidos de izquierda, centro y de la derecha decepcionada por el primer ministro.

“La cuestión es saber si habrá un resultado que permita a uno de los dos campos –los partidos pro-Netanyahu y los que intentan formar una coalición sin Netanyahu– tener una clara ventaja. “De momento parece que ninguno de los dos lo conseguirá” asegura Dahlia Scheindlin, especialista de sondeos políticos en Israel.

Pese a todo, según ella, Netanyahu tiene de momento “más posibilidades” de seguir siendo jefe de gobierno tras estas elecciones.

Para formar su ejecutivo, Netanyahu cuenta con el apoyo de dos formaciones ultraortodoxas y con el nuevo “Partido Sionista Religioso” que lidera Itamar Ben Gvir, una personalidad clave de la extrema derecha, que podría entrar en el Parlamento.

Pero estos apoyos serían insuficientes para formar un gobierno, de ahí la importancia para Netanyahu de obtener el apoyo de Naftali Bennett, jefe de la derecha radical. Pero sin que éste obtenga un resultado electoral demasiado bueno, que pueda colocarlo en posición de fuerza para imponerse como jefe de gobierno en lugar de Netanyahu.

AFP

Desalojar al “rey Bibi”

El domingo por la noche, Bennett acudió a los platós de una gran cadena de televisión para “firmar” un documento en el que estipula que no se sumaría a un gobierno dirigido por Yair Lapid, pero sin comprometerse por ello con Netanyahu.

Si, por su lado, los anti-Netanyahu no llegan a la cifra crucial de 61 diputados, intentarán si es posible acercarse a Bennett o a los partidos árabes para desalojar al “rey Bibi”, mote que le dan sus partidarios al primer ministro.

Y si nadie consigue formar gobierno, Netanyahu seguirá de facto como primer ministro.

Para Gideon Rahat, profesor de Ciencias Políticas en la Universidad Hebraica de Jerusalén, no cabe la menor duda: “Netanyahu está listo para una quinta, sexta o séptima elección”

AFP