Turquía intensificó este viernes su ofensiva contra las milicias kurdas en el norte de Siria con el objetivo de controlar la región, una operación que empezó a provocar un importante éxodo de al menos 100.000 civiles.

La operación militar, lanzada el miércoles, en la que participan fuerzas áreas y terrestres, suscitó las críticas internacionales. Varios países, especialmente europeos, están preocupados por el destino de los civiles y por la posible fuga de numerosos yihadistas detenidos por las fuerzas kurdas.

“Unas 100.000 personas han abandonado sus hogares”, indicó el comunicado de las Naciones Unidas, emitido en el tercer día de la ofensiva de Ankara.

Este viernes, violentos combates tenían lugar entre las Fuerzas Democráticas Sirias (FDS) -una coalición de combatientes árabes y kurdos- y las tropas turcas y sus apoyos sirios en el noreste de Siria, según una oenegé.

Las FDS luchan para contener el avance en el terreno de las fuerzas turcas, que el jueves conquistaron 11 pueblos, dos de los cuales fueron recuperados desde entonces por los kurdos, según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH).

Los combates se concentran en una franja de 120 kilómetros, a lo largo de la frontera entre Siria y Turquía.

Las ciudades de Tal Abyad y Ras al Aín son las más afectadas por la violencia, confirmó un centro de prensa afiliado a las autoridades kurdas locales.

Según un balance del OSDH, 41 combatientes de las FDS fueron abatidos, en tanto Turquía ha reportado la muerte de cuatro soldados.

Además, al menos 17 civiles murieron en los ataques aéreos y los disparos de artillería turcos desde el inicio de la ofensiva. Siete de los civiles fallecidos perdieron la vida en ataques ocurridos este viernes.

Seis civiles, incluidos un bebé y una niña, también murieron por proyectiles kurdos lanzados sobre ciudades colindantes en Turquía, según la misma fuente.

Por su parte el grupo yihadista Estado Islámico (EI) reivindicó el atentado con coche bomba en la ciudad con mayoría kurda de Qamichli, con saldo de al menos seis muertos.

EEUU pide cesar operaciones y planea aplicar sanciones

En respuesta a las críticas europeas, el presidente turco Recep Tayyip Erdogan amenazó el jueves con enviar a Europa a millones de migrantes recibidos por Turquía que huyeron de la guerra en Siria.

La luz verde dada de facto por Estados Unidos a la ofensiva, al anunciar la retirada de sus soldados de la parte siria de la frontera, fue percibida como una traición por los kurdos, cuyas fuerzas integraban hasta ahora la coalición internacional anityihadista liderada por Washington.

El presidente estadounidense, Donald Trump, pidió el jueves a la diplomacia estadounidense negociar un alto el fuego entre los beligerantes.

El secretario de Defensa de Estados Unidos, Mark Esper, advirtió a Turquía sobre las “serias consecuencias” de su ofensiva en Siria y llamó al país a interrumpir esas operaciones, informó este viernes el Pentágono.

En una conversación telefónica con el ministro de Defensa turco, Hulusi Akar, Esper alentó a Turquía a “interrumpir sus operaciones en el noreste de Siria”, señaló el Pentágono en un comunicado.

Trump, autorizó, sin activarlas de momento, sanciones contra Turquía por su ofensiva, declaró en rueda de prensa el secretario de Tesoro, Steven Mnuchin.

Turquía “no suspenderá” su actual operación en Siria, afirmó luego Erdogan, que rechazó todas las “amenazas” al respecto.

“No retrocederemos. Continuaremos esta lucha hasta que todos los terroristas se muevan hasta el sur del límite de 32 kilómetros de nuestra frontera que (el presidente estadounidense Donald) Trump mencionó”, explicó.