El petróleo, la única fuente de divisas de Irak, ha aportado desde 2005 ingresos superiores a los 700.000 millones de dólares a este país, según su Banco Central.

“Entre 2005 y 2017, el Ministerio de Finanzas ingresó 706.230 millones de dólares (600.000 millones de euros) en divisas” provenientes del petróleo, señaló el ente en un comunicado.

“Un total de 703.110 millones de dólares, es decir el 99,5% de esa suma, se gastaron” en un país cuyas finanzas están gravadas desde hace varios años por el esfuerzo de guerra contra los yihadistas del grupo Estado Islámico (EI).

Una mayoría de la población tiene la sensación de no haberse beneficiado de los jugosos ingresos petroleros. El gobierno iraquí enfrenta desde hace más de tres semanas a un movimiento de protesta de manifestantes que denuncian el deterioro de los servicios públicos y las infraestructuras.

Además, protestan contra la escasez de electricidad y agua, especialmente en el sur agrícola empobrecido por la sequía.

El movimiento, que comenzó en Basora, la provincia con más petróleo del país pero también una de las peor dotadas en infraestructuras, ha dejado hasta el momento 14 muertos.

Una de sus principales reivindicaciones es la lucha contra la corrupción y los manifestantes exigen que las autoridades rindan cuentas por los miles de millones desaparecidos en el 12º país más corrupto del mundo, según las clasificaciones internacionales.

En total, según el Parlamento, en 15 años, el equivalente de 194.000 millones de dólares de dinero público se esfumó a través de sociedades pantalla, es decir casi tres veces el presupuesto del Estado e incluso más que el Producto Interior Bruto (PIB) de Irak.

Al publicar estas cifras, el Banco Central asegura estar buscando “aclarar todas las dudas”, sobre todo después de “declaraciones confusas a partir de declaraciones imprecisas que empañan la reputación de Irak”.

Irak, segundo productor de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) con casi 4,5 millones de barriles diarios, aboga regularmente por un aumento de los precios para poder equilibrar su presupuesto.

La OPEP avaló a finales de junio con Rusia y sus otros socios el principio de un aumento de la producción.