La primera ministra italiana, Giorgia Meloni, lamentó hoy la muerte de una bebé británica de 8 meses con una patología mitocondrial considerada incurable a la que Italia le concedió la nacionalidad la semana pasada para que recibiera tratamiento en un hospital de Roma, ya que se le había negado en el Reino Unido.

“Hicimos todo lo que pudimos, todo lo posible. Desgraciadamente, no fue suficiente. Buen viaje pequeña Indi”, escribió este lunes Meloni junto a una foto de la menor en sus redes sociales, después de que la pequeña falleciese esta madrugada tras serle retirado el soporte vital al que estaba conectada.

El Gobierno de Meloni concedió el pasado lunes, con carácter urgente, la nacionalidad italiana a Indi Gregory después de que el Tribunal Superior de Londres rechazara una apelación de sus padres para que se les permitiera llevarla a Italia.

“La pequeña Indi Gregory se ha ido, una noticia que nunca quisimos leer. El gobierno italiano ha hecho todo lo posible, ofreciéndose a tratarla en nuestro país, lamentablemente sin éxito. Una conmovedora oración por ella y un sincero abrazo a sus padres”, escribió, por su parte el vicepresidente Matteo Salvini.

En una publicación en Instagram, Salvini recoge en “las palabras del padre” de la menor: “Mi hija murió, mi vida terminó a la 1:45. El Servicio Nacional de Salud y los tribunales no sólo le quitaron la oportunidad de vivir, sino que también le quitaron la dignidad de morir en su casa. Se las han arreglado para tomar el cuerpo y la dignidad de Indi, pero nunca podrán tomar su alma”.

Este domingo el papa Francisco se unió a la familia de la pequeña Indi Gregory y oró por ellos, además de dirigir “su pensamiento a todos los niños que en estas mismas horas en todo el mundo viven en el dolor o arriesgan la vida a causa de la enfermedad y la guerra”, según indicó el Vaticano.

Según la organización Christian Concern, que apoyó a los padres de Indi en su batalla legal, los especialistas retiraron el domingo los aparatos que mantenían con vida a la bebé.

La bebé era atendida en el Hospital de la Reina de Nottingham, norte inglés, pero luego trasladada a un centro para enfermos terminales.

Sus padres no lograron persuadir a los jueces para que revocaran la decisión de retirar el tratamiento, y también fracasó el intento de la pareja de trasladar a Indi a un hospital de Roma.

Los tribunales consideraron que llevarla a Italia no sería lo mejor para la niña.