Suella Braverman, ha presentado este miércoles su dimisión en un contexto especialmente delicado por el Gobierno por la fallida política económica, que ya derivó la semana pasada en la salida del titular de Finanzas.

La ministra británica de Interior, Suella Braverman, dimitió este miércoles tras haber asumido el cargo hace un mes y medio, con la llegada al poder de la primera ministra conservadora, Liz Truss, informa este miércoles la BBC.

Braverman, antigua fiscal general, asumió su actual cargo con el ascenso de Truss al poder, hace algo más de un mes. Ambas han mantenido una reunión en la que la titular de Interior ha presentado su renuncia, según fuentes de la BBC que la desvinculan de un supuesto malestar interno.

En una carta pública explicando los motivos de su salida del Gobierno, la ex abogada general del Estado explicó que ha dado un paso atrás tras haber cometido “un error” y haber “infringido las normas” ministeriales.

“Durante el día de hoy, envié un documento oficial desde mi cuenta personal a un colega parlamentario en el que confío” con el objetivo de “recabar apoyos para una medida del Gobierno sobre inmigración”, relató Braverman.

La hasta ahora ministra admitió que esa acción iba contra las reglas: “Lo correcto es que me vaya”, recalcó.

“El acto de gobernar tiene que llevarse a cabo por parte de personas que aceptan la responsabilidad por sus errores. Pretender que no ha habido equivocaciones, seguir adelante como si nadie hubiera visto que las hemos cometido y esperar que las cosas se arreglen por arte de magia no es serio en política”, agregó Braverman.

La renuncia se produce entre crecientes presiones dentro del Partido Conservador para que Truss abandone Downing Street, ante la tormenta financiera y el desplome en las encuestas que provocó su masivo recorte de impuestos, que se vio forzada a retirar.

El diario “The Guardian” asegura que la antigua abogada general del Estado ha sido despedida por orden del nuevo ministro de Economía, Jeremy Hunt, que ha acaparado buena parte del poder en el Ejecutivo de Truss.

La ministra saliente generó polémica después de asegurar que su “sueño”, su “obsesión”, era ver cómo un avión deporta hacia Ruanda a quienes piden asilo en Reino Unido, en relación a la polémica medida migratoria con la que Londres pretende enviar al país africano a quienes lleguen irregularmente al país mientras dirimen qué hacer con sus solicitudes.