El encarecimiento del precio de la electricidad obligó a la dirección de la red de metro de Madrid a reducir el número de trenes en un 10%, lo que está provocando la saturación y la crispación entre los usuarios.

En España, la factura de la electricidad sigue dos modelos, uno se calcula en base a las variaciones horarias del mercado y la otra en base a tarifas fijas.

El metro de Madrid, utilizado cada día por 1,4 millones de personas, quiere pagar en base al primer modelo porque el segundo le resulta caro, muy caro. Pero incluso así, les costará pagar, según los especialistas.

Según la dirección del metro, el fondo del problema es el doble efecto de la disminución notable de los usuarios y el alza del precio de los combustibles que provoca que la electricidad sea cada vez más cara.

La factura para el metro de Madrid ha pasado de 120.000 euros (107 millones de pesos chilenos) por día a 800.000 euros (718 millones de pesos chilenos), unos gastos insoportables que encuentran su principal razón en la guerra en Ucrania. El año pasado había 324 metros circulando, actualmente hay 311.

La oposición socialista acusa al gobierno conservador de la región madrileña de reducir el tráfico de los metros al mismo tiempo que baja los impuestos y llama al gobierno central que intervenga “para poner fin a este peligroso giro”.