El gobierno alemán de coalición tiene discrepancias internas sobre su política hacia Rusia, Ucrania y el centro y sureste de Europa. Los Verdes abogan por los valores, el SPD es más pragmático.

El acuerdo de coalición del partido socialdemócrata (SPD), los Verdes y el partido liberal (FDP) apenas menciona las relaciones con el centro y el sureste de Europa, e igual pasa incluso con las relaciones entre Alemania y Rusia. Sólo hace algunas observaciones sobre los conflictos provocados por Rusia en las ex repúblicas soviéticas y el conflicto en Ucrania. El controvertido gasoducto Nord Stream 2 no se menciona en absoluto. El plan de gobierno tampoco dice una palabra sobre los ataques contra el estado de Derecho en Polonia y Hungría.

Esto sorprende porque los países de Europa Central y Sudoriental son importantes socios económicos de Alemania y Berlín es la conexión más importante entre el Este y el Oeste de la Unión Europea (UE).

Es uno de los temas polémicos en la “coalición semáforo”. El SPD defiende más bien una línea suave hacia el Kremlin. Los socialdemócratas no se han destacado cuestionando a los depredadores del estado de Derecho, Jaroslaw Kaczynski y Viktor Orban. Por otra parte, los liberales están divididos en cuanto a la política de Europa del Este: un bando antepone los intereses económicos, el otro hace hincapié en los derechos humanos y civiles. Los Verdes, por su parte, defienden una línea dura y crítica frente al Kremlin y una política exterior “basada en los valores democráticos”, uno de los temas bandera del partido, junto con la protección del medio ambiente y el clima.

La lucha por el estado de Derecho en Polonia y Hungría

Y justo el comienzo del nuevo gobierno alemán ha estado determinado, en gran medida, primero por la pandemia y luego por los conflictos en Europa del Este y Rusia: la disputa entre la UE y Polonia por el estado de Derecho, las amenazas de secesión del líder serbio de Bosnia, Milorad Dodik, y sobre todo el reforzado despliegue de tropas rusas en la frontera ucraniana.

Annalena Baerbock, ministra de Asuntos Exteriores de Alemania, ha sido clara: amenazó a Rusia con “duras consecuencias” si invade Ucrania. También ordenó inmediatamente la expulsión de dos diplomáticos rusos tras el veredicto del juicio por el asesinato de un hombre de origen checheno en Berlín, en el que se condenó a un ciudadano ruso. Su predecesor socialdemócrata como ministro de Asuntos Exteriores, Heiko Maas, no acostumbraba tomar decisiones tan enérgicas.

Sin embargo, la estrategia de Berlín frente al Este Europeo parece más equilibrismo político con el fin de no entorpecer la paz interna. Nils Schmid, portavoz de política exterior del SPD en el Bundestag, recordó a la Deutsche Welle que en los últimos años no se ha llegado a ningún acuerdo con el Kremlin sobre cuestiones importantes. “No debemos dejar que se rompa el hilo de las conversaciones”, y al mismo tiempo “hay que dejarle claro a Moscú que el diálogo no será bilateral sino que tendrá lugar en coordinación con la OTAN y la UE”.

¿Fin de Nord Stream 2, si Rusia invade Ucrania?

Schmid declara “desactivada” la bomba política del gasoducto Nord Stream 2. “El debate sobre si hay que estar a favor o en contra ha terminado”, dice el político del SPD. “El gasoducto ya está construido. Ahora hay que aclarar la situación legal y esperar el procedimiento de certificación”. Schmid no quiere apoyar ni descartar de antemano una paralización del Nord Stream 2 en caso de que Rusia utilice los suministros de gas como arma política o invada Ucrania. “No hay ningún automatismo”, dice.

Los Verdes y el FDP han renunciado a su oposición política explícita a Nord Stream 2, al menos en apariencia, y también quieren esperar al resultado del proceso de certificación. Sin embargo, no es un secreto que los Verdes en particular creen que el gasoducto no será viable en caso de una nueva agresión rusa en Ucrania.

No hay diálogo a cualquier precio

“Si Rusia vuelve a invadir Ucrania, habrá consecuencias muy importantes”, dice Robin Wagener, portavoz de los Verdes para la política europea. La política del FDP Renata Alt, originaria de Eslovaquia, ponente durante mucho tiempo de su partido para Europa Central y Oriental y actual presidenta de la Comisión de Derechos Humanos del Bundestag, dice a DW: “Me pregunto por qué es necesario el Nord Stream 2 si el Nord Stream 1 todavía no funciona a pleno rendimiento”.

“Además, en los últimos meses hemos visto cómo Putin instrumentaliza las entregas de gas. Por lo tanto, es muy importante que el nuevo gobierno alemán impulse una mayor independencia de Rusia, pero también de Estados Unidos, en cuanto al suministro de energía y la importación de materias primas”, argumenta.

La condescendencia con Hungría ha salido cara

Hay más unidad en la coalición en cuanto al conflicto sobre el estado de Derecho con Polonia y Hungría. Nils Schmid, del SPD, incluso insinúa una autocrítica. Habla de “la reticencia del anterior gobierno federal a conminar a Viktor Orbán”. “Había razones partidistas detrás de esto, porque el partido de Orbán, Fidesz, al igual que la CDU, son miembros del conservador PPE”, dijo Schmid. “Eso fue un error y ahora nos está saliendo caro”.

Renata Alt, por su parte, hace un llamado urgente al nuevo gobierno federal para que no actúe con tanta vacilación como su predecesor. La política liberal también considera que los fabricantes de automóviles alemanes en Hungría deberían llamar la atención a Budapest: “Consorcios como Daimler y BMW deberían tomar partido cuando se trata de derechos humanos y civiles”.