Decenas de miles de manifestantes salieron este domingo a las calles de Minsk, en Bielorrusia, para protestar por tercer fin de semana consecutivo, contra la reelección del presidente Alexander Lukashenko pese al imponente despliegue de fuerzas del orden, que realizaron más de un centenar de detenciones.

El presidente, de 66 años, de los que ha pasado 26 en el poder, ha enfrentado protestas cotidianas desde las controvertidas presidenciales del 9 de agosto, que asegura haber ganado con el 80% de votos, mientras sus detractores denuncian fraude.

Un periodista de la AFP y medios bielorrusos calcularon en más de 100.000 el número de manifestantes este domingo, lo que iguala la participación masiva de los anteriores fines de semana.

El 16 y 23 de agosto, la oposición logró concentrar casi 100.000 personas en las calles de la capital Minsk a pesar de las presiones y amenazas de las autoridades. Fueron las dos mayores manifestaciones de la historia del país.

Este domingo pese al gran despliegue de las fuerzas de seguridad, que impidieron a varios cortejos de opositores llegar al corazón de la manifestación, el centro de la capital bielorrusa estaba negro de gente, en particular desde la plaza de Octubre a la de la Independencia.

Los manifestantes llevaban banderas rojas y blancas de la oposición y coreaban eslóganes como “Lukashenko en furgón celular” o “Vete”, según un periodista de la AFP.

También se concentraron delante del Palacio de la Independencia, la residencia oficial del presidente, donde numerosos francotiradores de élite estaban instalados en el tejado del edificio.

Un consejero del presidente intentó hablar con los manifestantes, aunque rechazó cualquier mesa de diálogo con representantes de la oposición.

El servicio de prensa de Lukashenko difundió una foto del presidente con un chaleco antibalas y un fusil de asalto en la mano, como ya había hecho durante el pasado fin de semana.

Las fuerzas de seguridad detuvieron a 140 manifestantes, según datos del Ministerio del Interior bielorruso citados por varias agencias rusas.

El comité de investigación anunció que investiga a unos 150 manifestantes por “amenazas” y “hooliganismo”.

Sin embargo, la policía no recurrió esta vez al uso de gases lacrimógenos, balas de goma o granadas de dispersión, como sí había hecho durante las primeras protestas tras los comicios del 9 de agosto.

“Tengo miedo”

El sábado, las autoridades bielorrusas, sin dar explicaciones, retiraron sus acreditaciones a varios periodistas que trabajan para medios extranjeros, incluidos la AFP, AP, BBC y Radio Liberty. Esta decisión fue denunciada por las redacciones de estos medios, Alemania, Francia y Estados Unidos.

Para la principal figura opositora, Svetlana Tijanóvskaya, exiliada en Lituania, se trata de “una nueva señal de que el régimen está en la ruina moral e intenta aferrarse al poder solamente a través de imponer el miedo y la intimidación”.

Alemania, al frente actualmente de la presidencia rotatoria de la Unión Europea, indicó este domingo que convocará al embajador bielorruso en Berlín a causa de esta retirada de acreditaciones, que las autoridades alemanas calificaron de “inaceptable”.

Los resultados de las elecciones fueron rechazados por la UE, que está preparando un paquete de sanciones contra altos funcionarios del gobierno bielorruso e instó a Lukashenko a dialogar con la oposición.

Éste, por su parte, se niega a hacer la más mínima concesión y denuncia un complot occidental para derrocarlo.

Hasta ahora ha contado con un prudente apoyo de su aliado más cercano, el presidente ruso Vladimir Putin, quien dijo estar dispuesto a intervenir en territorio de su vecino si las protestas degeneran, aunque también insta a las autoridades y a la oposición a dialogar.

Ambos hablaron este domingo por teléfono. Putin felicitó a Lukashenko por su 66 cumpleaños, prometiendo “el refuerzo de la alianza ruso-bielorrusa y el desarrollo de la cooperación en todos los ámbitos”, de acuerdo a un comunicado del Kremlin.

Los europeos habían exhortado a Putin a presionar a su homólogo bielorruso para que comience un diálogo con el “Consejo de coordinación” creado por la oposición para impulsar una transición pacífica del poder en el país.

Lukashenko se negó, denunciando un intento de “tomar el poder”. El “consejo” de la oposición enfrenta un juicio por “atentado a la seguridad nacional” y dos de sus miembros han recibido breves penas de prisión.

Varios miembros fueron convocados por los investigadores, incluida la premio Nobel de Literatura Svetlana Alexievich.

Más de 300 deportistas bielorrusos pidieron este domingo públicamente la organización de nuevas elecciones.

Las primeras manifestaciones en Bielorrusia tras las elecciones del 9 de agosto fueron reprimidas duramente, provocando tres muertos y decenas de heridos y más de 7.000 personas detenidas, en su mayoría liberadas.