El parlamento británico se dispone a entrar en el receso de fin de año cuando faltan sólo cien días para la fecha prevista del Brexit, dejando al país en el limbo, sin un acuerdo y en plena confusión sobre qué sucederá después.

La primera ministra Theresa May, que este miércoles respondía a los parlamentarios en la última sesión de preguntas del año, retrasó hasta mediados de enero la votación por los diputados del acuerdo negociado entre Londres y Bruselas durante 17 meses.

El líder de la oposición, el laborista Jeremy Corbyn, acusó al gobierno de “perder el tiempo” para limitar los márgenes de maniobra del parlamento ante la proximidad de la fecha fatídica del 29 de marzo de 2019, obligándolos a optar entre su texto o un Brexit sin acuerdo de catastróficas consecuencias.

En un periodo del año habitualmente propicio al comercio, las ventas retrocedieron en el país: la probabilidad de que el país acabe saliendo brutalmente de la UE y las sombrías perspectivas económicas que la acompañan alimentan los temores de los consumidores a perder poder adquisitivo.

Dos años y medios después del referéndum sobre el Brexit y al término de un largo proceso de negociación con Bruselas, la indecisión de los dirigentes políticos genera una fuerte frustración en la sociedad británica.

Agence France-Presse
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Atmósfera de pesimismo

“Hay actualmente en el país una atmósfera general de pesimismo”, dice Tom Clarkson, del instituto de investigación y sondeos BritainThinks.

“El Brexit es la peor forma de política. Es como un teatro de títeres. Es el tipo de política en Westminster que la gente odia”, agrega.

En las conversaciones ordinarias de estas Navidades, muchos británicos están reemplazando la palabra Brexit por la eufemística “B-word” para evitar desencadenar largas disputas familiares.

Los expertos están de acuerdo en que es muy probable que el acuerdo de May sea rechazado, pero están divididos sobre qué podría suceder a continuación dado que no parece haber en el parlamento una mayoría para sacar adelante ninguna opción alternativa.

Y sin acuerdo el 29 de marzo, Reino Unido debería poner fin bruscamente a sus 46 años de pertenencia a la UE, lo que podría provocar caos en sus puertos y aeropuertos y hundir la economía.

El martes, el consejo de ministros aceleró los preparativos en previsión de un Brexit sin acuerdo, entre los que se incluye alquilar buques para garantizar el abastecimiento de productos procedentes del continente y hacer reservas de medicamentos importados.

El ministro de Defensa, Gavin Williamson, también informó al parlamento de que 3.500 militares se mantendría “listos” para intervenir en apoyo de los servicios gubernamentales que lo soliciten, en caso de dificultad.

A pesar del riesgo económico, algunos acérrimos defensores del Brexit defienden salir del bloque sin acuerdo pero con algunos preparativos puntuales en coordinación con la UE para minimizar las perturbaciones.

“Rezar por la unidad nacional”

En el campo contrario, otros diputados reclaman la convocatoria de un segundo referéndum para poner fin al estancamiento.

Theresa May ha descartado en incontables ocasiones esta posibilidad, afirmando que minaría la confianza de los británicos hacia sus instituciones, después que un 52% de ellos votase a favor de salir de la UE en el referéndum de junio de 2016.

Otra opción que en los últimos días han defendido varios ministros consistiría en organizar una serie de votaciones no vinculantes en el parlamento para tomar la temperatura de qué soluciones prefieren los diputados, aunque que esto les acordaría una mayor influencia en la elaboración de la futura estrategia.

Perplejos ante la falta de plan B, algunos británicos proponen soluciones originales: la estrella del rock Damon Albarn, cantante de Blur y Gorillaz, se sumó recientemente a otras personalidades públicas para pedir la convocatoria de una asamblea ciudadana que decida qué hacer si el parlamento no puede.

Con la Navidad a la vuelta de la esquina, incluso la Iglesia anglicana aludió en un comunicado a los “acontecimientos turbulentos” que rodean al Brexit.

“Los obispos de la Iglesia de Inglaterra rezan por la unidad nacional y piden valor, integridad y claridad para nuestros políticos”, afirmaron.