El gobierno británico se reúne el martes con la misión de acelerar los preparativos de cara a un Brexit brutal sin acuerdo, una perspectiva que cada vez preocupa más ante el caos político en que está sumido el país.

El Tesoro ya anunció un presupuesto de 2.000 millones de libras (2.500 millones de dólares, 2.200 millones de euros) para dichos preparativos y se llamó a las empresas a poner en marcha planes de contingencia.

“El gabinete discutirá sobre la próxima fase para garantizar que estamos preparados” para una salida de la UE sin acuerdo, afirmó la primera ministra Theresa May la víspera ante el parlamento tras anunciar que no someterá su controvertido acuerdo de Brexit a ratificación hasta la semana del 14 de enero.

Ante su rechazo a convocar la votación antes del receso de Navidad, el líder de la oposición, el laborista Jeremy Corbyn, presentó a última hora una moción de censura contra May.

Sin embargo, se trata de un movimiento simbólico, porque para ser vinculante la moción debería dirigirse contra todo el gobierno, motivo por el que el ejecutivo simplemente decidió no aceptarla.

“No acordaremos ningún tiempo a lo que solo constituye una treta publicitaria”, afirmó una fuente de Downing Street citada por la agencia de noticias británica Press Association.

Otras formaciones opositoras, principalmente el Partido Nacionalista Escocés y el Partido Liberaldemócrata, llevan días presionando a Corbyn para que lance el desafío. Pero los laboristas dijeron que solo lo harán cuando estén seguros de contar con el respaldo necesario para precipitar elecciones legislativas.

“Quieren estar suficientemente seguros de que van a crear un máximo de incomodidad en las filas del Partido Conservador y aún no han llegado a ese estadio”, dijo a la AFP Pippa Catterall, profesora de Historia y Política en la Universidad de Westminster. “Sé que están haciendo cálculos diarios, quién va a votar en qué sentido”, agregó.

Partida de póker

Pese a que la semana pasada 117 de los 317 diputados conservadores votaron contra el liderazgo de May, se prevé que el partido de la primera ministra cierre filas para conservar el poder a tres meses de la fecha prevista para el Brexit, el 29 de marzo.

“Siempre apoyaré al gobierno conservador”, dijo a la radio BBC el diputado rebelde Jacob Rees-Mogg, que la semana pasada lideró el frustrado voto de censura interno de los conservadores contra May por el desacuerdo de los euroescépticos a un acuerdo que según ellos hace concesiones inaceptables a la UE.

El texto, 585 páginas fruto de 17 meses de complicada negociaciones con Bruselas, choca con un amplio rechazo entre los diputados de la oposición y de un centenar en un Partido Conservador dividido entre antieuropeos, eurófilos y partidarios de un Brexit suave.

Consciente de que la cámara tumbaría el acuerdo, May anuló en el último momento la votación prevista el 11 de diciembre y volvió a Bruselas a pedir “garantías” para tranquilizar al parlamento.

Pero según un portavoz de la Comisión Europea, ni obtuvo gran cosa de sus 27 socios europeos ni tiene previstos nuevos contactos con los líderes de la UE.

En este contexto, sus detractores acusaron a la primera ministra de perder el tiempo voluntariamente para poner a los parlamentarios entre la espada y la pared, obligándolos a aprobar su acuerdo o a precipitar al país a una salida brutal del bloque.

El Banco de Inglaterra advirtió que un Brexit sin acuerdo sumiría al país en una grave crisis económica, disparando el desempleo y la inflación, provocando el desplome de la libra y el precio de la vivienda y reduciendo el PIB en casi un 10%.

De la noche a la mañana, podría causar penuria de medicamentos, provocar atascos monstruosos en los puertos e impedir volar a las aerolíneas británicas.

Sin embargo, los detractores de May también calificaron el movimiento de treta en un proceso convertido ya en una partida de póker.

“Los esfuerzos de Downing Street para asustar a los parlamentarios con historias vacuas sobre sus preparativos para un Brexit sin acuerdo serán vistos como lo que son: una amenaza vacía por parte de un gobierno que ya no tiene una estrategia real sobre Brexit”, afirmó el diputado laborista Owen Smith.