La primera ministra británica Theresa May, repentinamente debilitada por la dimisión de cuatro miembros de su gobierno, se vio el jueves amenazada con una moción de cesura en el parlamento, donde defendió el controvertido proyecto de acuerdo sobre el Brexit alcanzado con Bruselas.

“Podemos elegir salir de la UE sin acuerdo, podemos elegir que no haya Brexit o podemos elegir unirnos y respaldar el mejor acuerdo posible”, afirmó la jefa del gobierno ante la Cámara de los Comunes, donde partidarios y detractores del Brexit fustigaron el texto aprobado la víspera por su ejecutivo.

Tras la áspera sesión, un destacado diputado conservador, el euroescéptico Jacob Rees-Mogg, anunció que pedía un voto de censura al grupo parlamentario del Partido Conservador de May.

“Lamentablemente, el proyecto de acuerdo de salida presentado al parlamento hoy ha resultado ser peor de lo que anticipábamos y no cumple con las promesas que se hicieron a la nación”, escribió en su petición Rees-Mogg, líder del grupo probrexit European Research Group que cuenta con el apoyo de decenas de diputados.

El proceso se inicia si 48 legisladores de la formación de May escriben peticiones similares. Otros lo hicieron ya discretamente en los últimos días y la prensa británica especula con que pronto podría alcanzarse ese número tras la presentación el miércoles del controvertido texto.

Los defensores acérrimos del Brexit en el seno del Partido Conservador reprochan a la jefa del gobierno haber hecho concesiones inaceptables a Bruselas.

Durante tres horas, diputados de prácticamente todas las corrientes políticas insistieron ante la primera ministra en que el proyecto de acuerdo no cuenta con el apoyo de una mayoría parlamentaria.

Algunos, como el diputado del Partido Nacionalista Escocés (SNP) Ian Blackford, atacaron con dureza a May: “Ni siquiera puede controlar a su propio gabinete”.

Dimisiones en cadena

May sufrió un fuerte revés el jueves cuando su ministro del Brexit, Dominic Raab, y otros tres miembros de su ejecutivo dimitieron debido al controvertido texto negociado con la Unión Europea.

“No puedo reconciliar los términos del acuerdo propuesto con las promesas que hice al país”, afirmó Raab en su carta de dimisión publicada en Twitter.

Raab, un euroescéptico nombrado en julio tras la dimisión del anterior ministro del Brexit, David Davis, renunció menos de una hora después de que lo hiciera el secretario de Estado británico para Irlanda del Norte, Shailesh Vara.

Poco minutos más tarde, la ministra de Trabajo y Pensiones, Esther McVey, y la secretaria de Estado británica del Brexit, Suella Braverman, dejaban también sus cargos.

“El acuerdo que puso usted ayer frente al gabinete no honra el resultado del referéndum” de 2016, en que un 52% de británicos optaron por salir de la Unión Europea, escribió McVey quien votó ella misma a favor del Brexit en aquella consulta.

Ante estas noticias, la moneda británica no dejaba de caer: a las 14H15 (locales y GMT) una libra se cambiaba por 1,2787 dólares frente a 1,3027 dólares hacia las 07H00.

“Lo menos dolorosa posible”

Casi 17 meses necesitaron los negociadores británicos y europeos para plasmar en un texto de 585 páginas el procedimiento de retirada de Reino Unido el 29 de marzo y el período de transición hasta finales de 2020, al que se sumará una declaración sobre la futura relación entre ambas partes.

El principal escollo —cómo mantener una frontera fluida entre la República de Irlanda e Irlanda del Norte— se solventó con un sistema provisional que mantendrá a la provincia británica dentro del mercado común europeo mientras se negocia una solución definitiva que podría pasar por un acuerdo de libre comercio.

Si al término del periodo de transición sigue sin acordarse nada mejor, se aplicará el denominado sistema de “backstop”, o “red de seguridad”, consistente en crear un “territorio aduanero único” entre la UE y Reino Unido y en aplicar las reglamentaciones europeas en Irlanda del Norte.

Del otro lado del Canal de la Mancha, los europeos lanzaron el jueves los preparativos para organizar una cumbre extraordinaria el 25 de noviembre para “formalizar” el acuerdo.

“Por mucho que me entristezca verlos marcharse, haré todo lo posible para que esta despedida sea lo menos dolorosa posible para ustedes y para nosotros”, dijo a los británicos el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk.