El presidente francés, Emmanuel Macron, acusado de favorecer a los más ricos con sus primeras reformas impositivas y del código laboral, visitó este martes en Amiens (norte) a los empleados de una fábrica amenazada de cierre durante la campaña electoral.

Macron, elegido en mayo, había prometido regresar en su ciudad natal a la planta del grupo estadounidense de electrodomésticos Whirpool en donde, como candidato, fue recibido con abucheos entre las dos vueltas de la elección presidencial.

La fábrica estaba entonces amenazada de cierre, pero desde entonces la planta ha encontrado un nuevo dueño, la empresa WN, que debería crear 277 puestos de trabajo.

En la planta este martes, adonde fue recibido por los empleados, Macron saludó “un diálogo social que funciona”.

El presidente fue recibido en un ambiente más sereno que el 26 de abril cuando se enfrentó al disgusto de los obreros durante una hora.

“Tenemos un nuevo dueño que viene a instalarse aquí, estamos satisfechos. Macron había prometido que regresaría, lo hace, respeta su promesa”, se ufanó Patrice Sinoquet, representante del sindicato CFDT.

Para Macron esta visita se inscribe en el marco de una ofensiva mayor en el plano social, luego de las críticas recientes que lo acusan de ser “el presidente de los ricos” por las reformas impositivas y del código laboral y cuando los sindicatos endurecen el tono frente a los proyectos del gobierno.

El presidente debe inaugurar además este martes en la región un nuevo centro de Amazon, ocasión para saludar la creación de empleos de los gigantes de la economía digital, a pesar de que quiere aumentarles los impuestos.

“Macron subió en los sondeos en septiembre, pero sobre todo entre los simpatizantes de la derecha y mucho menos en las categorías populares”, observó Jean-Daniel Levy, experto del instituto Harris Interactive.