Estados Unidos busca disuadir y controlar accesos ilegales a su frontera sur, reanudando vuelos de deportación para migrantes venezolanos infractores de la ley.

El Gobierno de Estados Unidos anunció el pasado jueves 28 de septiembre que se reanudarán los vuelos de deportación de migrantes a Venezuela.

El Ejecutivo venezolano aceptó recibir a ciudadanos de su país que sean deportados desde EE.UU., algo que no era posible hasta ahora, ya que Washington y Caracas rompieron relaciones diplomáticas en 2019.

El Gobierno estadounidense no dio detalles sobre cómo logró que Venezuela aceptara de nuevo los vuelos de deportación y los funcionarios aseguraron que han pedido “durante mucho tiempo” a la Administración de Nicolás Maduro que “reciba a sus ciudadanos“.

El anuncio llega en medio de un aumento en las detenciones de personas que intentan cruzar de manera irregular la frontera de EE.UU. y México, con más de 180.000 migrantes detenidos solo en agosto.

Los migrantes venezolanos son uno de los grupos que han contribuido a este incremento: en junio, 11.506 personas de esta nacionalidad fueron detenidas y en agosto esta cifra subió a 22.172.

Los funcionarios señalaron que ya tienen identificados a “varios individuos” que están bajo su custodia y que serán enviados de vuelta a Venezuela en un primer vuelo de deportación “en los próximos días”.

Esta decisión, explicó una de las fuentes, muestra el compromiso de EE.UU. “con imponer consecuencias a quienes crucen de manera irregular la frontera”.

Las autoridades estadounidenses no podían, hasta ahora, deportar a su país a los venezolanos que no cumplieran con los requisitos para permanecer de manera legal en EE.UU.

El Gobierno de Joe Biden puso en marcha desde octubre del año pasado un programa de permiso humanitario, conocido como “parole”, que permite a los venezolanos que tengan un patrocinador en EE.UU. viajar al país.

A su vez, la semana pasada, se extendió para las personas de esta nacionalidad que hayan llegado a EE.UU. antes del 31 de julio un permiso temporal de protección (TPS) que les permite tener un estatus legal.

Sin embargo, la ley estipula que solo se puede solicitar asilo estando ya en territorio estadounidense, por lo que las personas que buscan acceder a esta protección intentan presentarse en la frontera sur de EE.UU.

Desde mayo de este año, la administración estadounidense impuso una serie de medidas que restringen el acceso al asilo en la frontera y que buscan que las personas reserven una cita en una aplicación móvil, llamada CBP One, para pedir la protección en los diferentes puertos de entrada.