La Corte Suprema de Estados Unidos aceptó el viernes examinar si el presidente Donald Trump puede cancelar el programa DACA, que protege de la deportación a cientos de miles de inmigrantes llegados ilegalmente al país cuando eran niños, en gran parte de Latinoamérica.

La máxima instancia judicial estadounidense, de mayoría conservadora, indicó que estudiará tres fallos de cortes inferiores que bloquearon la iniciativa de Trump de poner fin al programa Acción Diferida para los Llegados en la Infancia (DACA, por su siglas en inglés).

Creado por decreto del expresidente Barack Obama en 2012, el DACA ampara a estos inmigrantes, conocidos como “dreamers” (soñadores), otorgándoles permiso de residencia y trabajo en Estados Unidos, aunque no una vía para la ciudadanía.

Los jueces del alto tribunal señalaron que escucharán los argumentos sobre el tema durante su período de labores que inicia en octubre, con lo cual la decisión se espera para el próximo año, en plena campaña electoral para las presidenciales de 2020, en las que Trump busca la reelección.

El presidente republicano, cuyo mandato ha estado signado por su línea dura contra la inmigración, anunció en septiembre de 2017 su intención de terminar el DACA, al cual están acogidos actualmente casi 700.000 “dreamers” de los 1,8 millones que se estima hay en el país.

Pero la rescisión fue impugnada por varias cortes, con lo cual el programa sigue vigente. La última palabra la tendrá ahora la Corte Suprema de nueve miembros, en la que cinco de nueve jueces son conservadores, dos de ellos nombrados por Trump.

Los “dreamers”, jóvenes nacidos mayoritariamente en México y Centroamérica, fueron traídos a Estados Unidos por sus padres cuando eran menores de edad y nunca han vivido en otro lugar.

Esta semana, durante debates televisados, varios precandidatos presidenciales demócratas, entre ellos el ex vicepresidente de Obama, Joe Biden, se comprometieron a proteger a estos inmigrantes si son elegidos a la Casa Blanca.

“Estamos para quedarnos”

Greisa Martinez Rosas, que cruzó el Rio Grande con sus padres cuando tenía siete años y actualmente es la subdirectora ejecutiva de United We Dream, la mayor red de jóvenes inmigrantes de Estados Unidos, reafirmó el lema de la organización: “Estamos para quedarnos”.

“Aunque hay muchos días por delante en esta lucha, impulsamos la convicción de que nuestra gente no merece menos que vivir sin miedo a la deportación y la oportunidad de prosperar en este país”, tuiteó tras conocerse la decisión de la Corte de examinar el tema.

El gobierno de Trump pidió en noviembre pasado a la Corte Suprema que se expidiera sobre la legalidad del DACA, señalando que es inconstitucional y no tiene la aprobación del Congreso
. Sin embargo, en enero, los jueces evitaron intervenir.

Trump había dado al Congreso hasta marzo de 2018 para encontrar a una solución definitiva para estos jóvenes. Pero los legisladores no lograron ponerse de acuerdo.

El DACA estuvo a principios de este año en el centro de un enfrentamiento entre el mandatario republicano y los legisladores demócratas, que derivó en una paralización parcial del gobierno federal por más de un mes por falta de financiamiento.

Para superar el impasse, Trump ofreció dar protección temporal a los “dreamers” a cambio de que le aprobaran 5.700 millones de dólares para construir el muro en la frontera con México, su propuesta insigne para frenar la inmigración ilegal. El planteo fue rechazado.

El 4 de junio, la Cámara de Representantes, dominada desde enero por los demócratas, aprobó un ambicioso proyecto de ley para regularizar a cientos de miles de inmigrantes, entre ellos los “dreamers”, pero la normativa tiene pocas posibilidades en el Senado de mayoría republicana. Y si llegara a aprobarse, el Ejecutivo ya advirtió que la vetará.

Trump presentó en mayo un proyecto para modificar la política migratoria estadounidense, pero los “dreamers” no están contemplados.