Desde hace un par de años, Cody Wilson persigue una idea: que cada persona debería tener la posibilidad de imprimir armas de fuego con impresoras 3D. Esto, con ayuda de datos CAD (diseño asistido por computadoras), los cuales están disponibles gratuitamente en internet.

De este modo, el criptoanarquista pretende proteger a la sociedad ante un posible escenario en el que el gobierno de Estados Unidos pudiese prohibir la posesión de armas. 

Wilson, fundador de la empresa Defense Distributed, opina que el conocimiento acerca de la construcción de armas forma parte de la libertad de expresión e información, por lo cual debería de ser restringido por parte del Estado.

Su visión es la de una sociedad que sea capaz de defenderse ante la tutela de un Estado autoritario, en caso de que se prohibiera la posesión de armas de fuego.

En Estados Unidos, la Constitución garantiza el derecho a portar armas de fuego. Si eso se modificara, el cambio no podría ser implementado, debido a que cada quien tendría la posibilidad de imprimir su arma, argumenta Wilson.

Además el conocimiento acerca de armas en internet es prácticamente incontrolable, debido a que los datos CAD estarían siempre disponibles en la red.

DW | AP | E. Gay
DW | AP | E. Gay

¿Cómo es la situación legal en EE.UU.?

En Estados Unidos, las reglas varían según el Estado. Por lo general está prohibido llevar armas de fuego de manera oculta. Algunos Estados limitan la capacidad del cargador.

Lo importante es que únicamente la parte central de un rifle o de una pistola se considera como un arma de fuego. Se trata del llamado “receptor inferior”, es decir, el lugar donde va el cargador. Cada arma de fuego tiene asignado en su receptor inferior un número de registro que permite identificar a su propietario. Las otras partes del arma, como la corredera o el cañon no necesitan ningún registro para su venta. 

En caso de fabricar un receptor inferior con una impresora 3D, cualquier persona podría crear un arma de fuego no registrada. En otras partes del mundo, la situación legal en cuanto a la posesión de armas de fuego es diferente. En la mayoría de los países, todas las partes del arma se consideran como un arma de fuego. Por eso, el debate que Wilson ha desencadenado es relevante, sobre todo, para Estados Unidos.

¿Qué tan confiable es el disparo?

Hasta el momento, Cody Wilson ha logrado producir una pistola de plástico impresa en 3D, con la cual le es posible disparar solo un tiro por vez. El arma no dispara con precisión. 

La cuestión se vuelve aún más problemática en el caso de que se produzca un rifle. Si bien las pruebas realizadas por Wilson han funcionado en un principio, cuando el arma se usa de manera más prolongada, en especial, cuando se realizan varios disparos de manera consecutiva, el plástico empieza a ceder y se rompe.

Es por eso que los expertos recomiendan no utilizar partes de plástico. Es decir que la impresión con material plástico en 3D no es apta para fabricar un arma.

DW | AP | J. Janer
DW | AP | J. Janer

¿Qué pasa con la impresión 3D en metal?

Esta es una cuestión que tiene que ver con los costos. La impresora 3D de metal más barata se consigue a partir de los 125.000 Euros. Este tipo de dispositivos solo se los pueden costear compañías especializadas en metalurgia, y no producen compuestos metálicos de alta resistencia, sino que, primeramente, pegan polvo metálico que luego se cuece en el horno. Eso podría usarse para fabricar armas, pero el resultado no es muy resistente.

Las impresoras 3D de láser, que utilizan la tecnología de Selective Laser Melting (SLM), diseñada para usar un láser de alta densidad que derrite y fusiona polvos metálicos, cuestan, como mínimo, medio millón de euros.

¿Para qué imprimir armas?

Construir un arma de fuego no requiere de tanto esfuerzo. Cualquier cerrajero, e incluso un lego que no tenga tanta experiencia, puede producir su propia arma. Solo tiene que contar con un torno, una fresadora, un taladro y otras herramientas convencionales. 

Ejemplo de esto es un aficionado a las manualidades que creó un rifle con latas de Coca-Cola. En cualquier caso, el resultado es más estable y seguro que la versión impresa de plástico de Cody Wilson.

¿A qué viene tanta preocupación?

Las armas impresas de plástico son inseguras y casi inutilizables. Las impresiones en metal son inaccesibles para la gran mayoría de compradores potenciales.

En Estados Unidos, así como en el resto del mundo, hay a disposición enormes cantidades de armas legales, así como un pulsante mercado de armas ilegales, lo que hace improbable que criminales o potenciales homicidas se impriman su propia arma. 

Al final, lo que quedará de todo el debate acerca de la impresión 3D de armas es una discusión interesante para los estudiantes de Derecho en un seminario sobre Derecho Constitucional de EE. UU.