El primer ministro armenio se declaró el lunes dispuesto a llamar a elecciones anticipadas para atajar la crisis política que sacude el país desde su derrota militar en Nagorno Karabaj el pasado otoño, y que llevó a la oposición a reclamar su dimisión.

Nikol Pashinyan hizo estas declaraciones mientras miles de sus simpatizantes se manifestaban en el centro de la capital, Ereván. La oposición, por su parte, también llevó a cabo una manifestación simultánea en otra zona de la ciudad, para exigir a Pashinyan que renuncie al cargo.

“Si la oposición parlamentaria está de acuerdo con unas elecciones anticipadas, nosotros también estamos de acuerdo”, afirmó Pashinyan, ante unos 10 mil partidarios suyos, reunidos en plaza de la República de Ereván.

“Vayamos a elecciones para ver la dimisión de quién reclama el pueblo”, declaró.

Pashinyan admitió que había cometido errores y pidió perdón, pero rechazó una vez más los llamados a dimitir.

“Fueron ustedes quienes me dieron el estatus de primer ministro y ustedes son los únicos que me lo pueden quitar”, declaró el primer ministro, que llegó al poder en 2018 tras un movimiento de revuelta popular contra el gobierno del expresidente Serge Sarkissian.

La oposición reclama la dimisión de Nikol Pashinyan, al que califica de “traidor”, desde que en noviembre aceptara firmar un acuerdo de paz que establecía la derrota de Armenia frente a Azerbaiyán en la región separatista de Nagorno Karabaj.

“No queremos que regresen los antiguos dirigentes, elegimos a Pashinyan y confiamos en él”, declaró Nariné Garibian, una artista de 59 años, presente en la concentración de apoyo al mandatario.

“El único responsable”

En cambio, para los varios miles de simpatizantes de la oposición, congregados el lunes cerca del Parlamento, Nikol Pashinyan es precisamente “el único responsable” de la derrota.

“Vendieron nuestra tierra”, denunció Ovesp Ovessepian, un jubilado de 65 años. “Pashinyan es el único responsable de haber perdido la guerra, él solo”, recalcó.

La crispación entre gobierno y oposición, latente desde hace meses, se reavivó el jueves con la petición de dimisión de Pashinyan por parte del Estado mayor.

Debilitado pero no derrotado, el primer ministro denunció inmediatamente un intento de golpe militar, ordenó la destitución del jefe del ejército y reunió a 20 mil simpatizantes en las calles ese mismo día.

Por su parte, la oposición también se movilizó con tres días consecutivos de manifestaciones desde el jueves hasta el sábado.

Para agravar aún más la situación, el presidente Armen Sarkisian -un opositor político de Nikol Pashinyan- se negó el sábado a validar la destitución del jefe del ejército, argumentando que la crisis “no puede resolverse con frecuentes cambios de responsables”.

Ante el riesgo de una debacle, el ejército armenio había pedido al jefe de gobierno en noviembre, tras seis semanas de combates, que aceptara un alto el fuego negociado por el presidente ruso Vladimir Putin que implicaba importantes pérdidas territoriales.

Aunque la mayor parte de la región separatista armenia de Nagorno Karabaj se mantiene, Armenia perdió la simbólica ciudad de Shusha, así como un varios territorios azerbaiyanos que rodean la región.

En seis semanas, la guerra se cobró unas 6.000 vidas.