Las medidas para hacer frente a la epidemia de neumonía viral se endurecían en todo el mundo, después de que causara más de 630 muertos en China, incluyendo a uno de los primeros médicos que alertó del peligro del nuevo coronavirus, fallecido este viernes.

El gigante asiático registró más 30.000 personas contagiadas, y cada vez más ciudades dieron orden de quedarse en casa a decenas de millones de habitantes.

La epidemia también se cobró la vida, este viernes de madrugada, del oftalmólogo Li Wenliang, que murió en el hospital central de Wuhan. Él fue uno de los primeros en dar la voz de alarma ante la aparición del brote, lo que le costó que las autoridades lo acusaran de “propagación de rumores”.

Fuera de China continental, se confirmaron más de 240 casos de la enfermedad en una treintena de países y territorios.

Miles de viajeros y tripulantes están retenidos en dos cruceros en Asia.

En Japón, 3.700 personas de decenas de nacionalidades quedaron en cuarentena 14 días en el crucero “Diamond Princess” después de que se confirmaran 20 casos a bordo.

En Hong Kong, unas 3.600 personas corrían la misma suerte en el crucero “World Dream”, después de que tres antiguos pasajeros del mismo dieran positivo en las pruebas del nuevo coronavirus.

La tasa de mortalidad del nuevo coronavirus, de alrededor de un 2%
, sigue estando muy por debajo de la de la epidemia del SRAS (Síndrome Respiratorio Agudo Grave) que mató a 774 personas en el mundo entre 2002 y 2003.

Hospitales construidos a contrarreloj

Dos semanas después de la puesta en cuarentena de la ciudad de Wuhan y de una parte su provincia, Hubei (centro), donde se está propagando la epidemia, el sistema sanitario local está totalmente saturado.

En Wuhan, un hospital con 1.000 camas construido a contrarreloj, empezó a recibir a los primeros pacientes el martes. Un segundo centro médico, con una capacidad de 1.600 camas, debe entrar en funcionamiento este jueves.

Tras la cuarentena en toda la ciudad de Wuhan y la provincia de Hubei, que afecta a unos 56 millones de personas, un número creciente de ciudades del este de China están imponiendo restricciones a los desplazamientos a decenas de millones de personas más.

Para hacer frente a la afluencia de enfermos, las autoridades de Wuhan anunciaron la transformación de una decena de edificios públicos (centros culturales, gimnasios…) en clínicas.

En la metrópolis, de 11 millones de habitantes y corazón de la epidemia, se produce una “severa” falta de camas y de “equipo y material”, dijo Hu Lishan, un alto responsable de la ciudad.