Más de 60 muertos dejan las manifestaciones en Colombia, según autoridades civiles y el ombudsman.

Manifestantes inconformes con el gobierno del conservador Iván Duque se tomaron las calles de Colombia este lunes para conmemorar el segundo mes de un estallido social que deja más de 60 muertos.

Las protestas condujeron a choques con la fuerza pública en diversas ciudades.

El escuadrón antidisturbios intervino “en 20 ocasiones en varias ciudades”, informó el director general de la Policía, Jorge Vargas.

Tres instalaciones policiales en Bogotá, Medellín y Pereira fueron atacadas durante la jornada, mientras que una estatua de Cristóbal Colón fue derribada por manifestantes en Barranquilla.

Una docena de vehículos de transporte público también fueron “vandalizados”, según Vargas.

En la capital, decenas de personas dibujaron frente al tribunal de paz siluetas de civiles asesinados por militares.

Mientras que en Medellín manifestantes de la llamada “primera línea” fueron duramente reprimidos por tanquetas lanzaguas.

Movilización sin precedentes

Lo que comenzó el 28 de abril como una protesta contra un plan del gobierno para subir impuestos a la clase media se convirtió en una movilización sin precedentes.

Los manifestantes exigen una reforma a la policía y un estado más solidario para lidiar con los estragos económicos de la pandemia, que elevó la pobreza del 37 al 42 por ciento de la población.

Aunque el frente más visible de las movilizaciones suspendió las protestas, otros sectores mantienen activas sus marchas. Según el gobierno, han llevado la pandemia a niveles récord de muertes y contagios.

Más de 60 personas han muerto
durante las protestas, según autoridades civiles y la Defensoría del Pueblo.

La ONG Human Rights Watch acusa a la policía de estar implicada en al menos 20 homicidios, y asegura que 16 de las víctimas recibieron tiros disparados por agentes con intención de “matar”.

Estados Unidos, la Unión Europea y la ONU
han rechazado los abusos policiales.

El gobierno asegura que grupos ilegales dedicados al narcotráfico y el Ejército de Liberación Nacional (ELN), última guerrilla reconocida del país, se camuflan entre los manifestantes para generar caos.