Decenas de migrantes, en su mayoría centroamericanos, se amotinaron la noche del miércoles en una instalación migratoria del sureño estado mexicano de Chiapas, denunciando que se encuentran hacinados, sin comida ni agua.

“Llevo más de 20 días aquí detenido, con mis dos hijos. Si no nos van a deportar mejor que nos dejen libres, porque no hay espacio dónde dormir. Yo duermo al aire libre”, dijo el salvadoreño José Carrasco, quien se acercó a las rejas del centro migratorio para hablar con la prensa.

El hombre de 39 años dijo que unas 400 personas de distintas nacionalidades llevan detenidas más de mes y medio, esperando a que el Instituto Nacional de Migración (INM) defina su situación legal.

Mientras el hombre hablaba, otros migrantes golpeaban las rejas del lugar reclamando atención médica, comida y agua.

BBC

La situación fue controlada luego de que llegaran al lugar agentes de policía. El incidente no dejó heridos.

Miles de personas, principalmente centroamericanos, se han volcado nuevamente a la frontera con la esperanza de cruzar y solicitar asilo, alegando la pobreza y la violencia que sufren en sus países de origen.

Solo en febrero, Estados Unidos detuvo a unas 100.000 personas en su frontera sur, incluidos casi 9.500 menores no acompañados, un aumento del 28% con respecto a enero. Y el gobierno estadounidense espera este año una llegada récord de migrantes en 20 años.

El gobierno de México, por su parte, ha reforzado la vigilancia en su frontera con Guatemala para impedir el paso de indocumentados que intentan llegar a Estados Unidos.

El mismo miércoles, el INM reportó que, entre el 1 de enero y el 21 de marzo, se han registrado 31.492 personas migrantes, lo que representa un aumento del 18% respecto al mismo periodo de 2020.