Luego de las elecciones parlamentarias en El Salvador se perfila una victoria abrumadora para Nayib Bukele. Pero justamente esa será su prueba de fuego ante la comunidad internacional, analizan desde la Deutsche Welle.

El presidente de El Salvador, Najib Bukele, fue el primero en anunciar su victoria en Twitter, mucho antes de que hubiera sido contabilizado siquiera un 10% de los votos. Pero las encuestas de opinión habían pronosticado una gran mayoría para su relativamente nuevo partido “Nuevas ideas”, y esos pronósticos se confirmaron.

Según el resultado actual del escrutinio, el partido de Nayib Bukele, con su alianza electoral, alcanzaría incluso una mayoría de dos tercios. Es decir, el presidente podrá gobernar sin temer ningún obstáculo.

Una pesadilla para muchos defensores de la división de poderes a nivel internacional, pero, evidentemente, para la mayoría de los votantes salvadoreños, un deseo verdadero.

Luego del régimen militar de los años 80, y de la devastadora guerra civil de los 90, el país se convirtió en una democracia, pero ni el partido conservador ARENA, ni el FMNL que surgió de la guerrilla lograron mejorar las condiciones de vida de la gente.

Ambos partidos se sucedieron en el poder sin lograr reducir las diferencias sociales, y tanto la corrupción como las luchas entre bandas criminales continúan golpeando al país más pequeño de Centroamérica.

El nuevo estilo político de Bukele despierta esperanzas

A pesar de su pasado en el FMLN, Bukele fue visto como la nueva esperanza en las elecciones presidenciales de 2019. Que haya presentado sorpresivamente su candidatura por un partido de centroderecha, luego de que el FMLN lo expulsara por sus actitudes polarizantes, no dañó su popularidad.

Después de todo, como alcalde de la capital salvadoreña volvió a San Salvador un lugar más seguro, y al mismo tiempo se empeñó en una tarea de prevención contra las bandas de jóvenes criminales. El hombre con la gorra de béisbol al revés, la chaqueta de cuero y la barba estilizada a la moda personifica un nuevo estilo político, por no mencionar su hábil uso de las redes sociales.

Durante su presidencia, Twitter se volvió aún más importante para Bukele, ya que el Parlamento no siempre tomó las decisiones que él hubiera querido. A través de esa red social, muy al estilo de Donald Trump, dio a cada suceso, con la rapidez del rayo, una nueva narrativa de acuerdo con sus intereses.

Por ejemplo, cuando ordenó que el Ejército ingresara al Parlamento porque los diputados no querían aprobar un crédito destinado a las fuerzas de seguridad. Al presidente salvadoreño también le gusta atacar a los periodistas críticos de su gobierno a través de Twitter, y con eso se asegura el apoyo de sus seguidores.

Esas son tendencias autoritarias y rupturas de tabúes que despiertan una enorme cantidad de dudas acerca de la convicción democrática de Bukele. Pero que la mayoría de los ciudadanos no tengan, evidentemente, ningún problema con eso, sólo se podría explicar a través del fracaso de los partidos democráticos en los últimos años.

Y al presidente también se le acreditan logros, por ejemplo, en la lucha contra la criminalidad y durante la crisis del coronavirus, si bien los críticos sospechan que, para conseguirlos, Bukele se alió con parte de las bandas, y también plantean dudas acerca de las estadísticas del coronavirus. Sin embargo, no hay pruebas de eso.

Respetar la democracia con una mayoría de dos tercios

El presidente tiene el derecho, y ahora la oportunidad, de convencer a quienes dudan, especialmente en la comunidad internacional. Un país tan pequeño como El Salvador no puede acrecentar su bienestar solo; necesita de la conexión y el apoyo de otros países. Necesita también inversiones y cooperaciones a nivel científico.

Nayib Bukele podrá demostrar en los próximos meses si respeta la democracia parlamentaria y la división de poderes, aun cuando cuenta con una gran mayoría.

Puede demostrar que no ocupará la Fiscalía general y la Corte Suprema con camaradas políticos, que no recortará los derechos de la oposición en el Parlamento, y que no aspira a otro período en el cargo, sino que respeta la Constitución y las leyes.

Muy pronto tendrá oportunidad de hacerlo.

El Tribunal Superior Electoral le abrió juicio porque, a pesar de la veda electoral, este domingo llamó a votar por un Parlamento que le brinde apoyo. La forma en que Bukele reaccione ahora a ese juicio será una prueba de fuego a su credibilidad luego de una victoria como esta.