El retorno de la izquierda con Andrés Arauz o un giro claro a la derecha con el exbanquero Guillermo Lasso: Ecuador elige este domingo a su nuevo presidente en un ambiente polarizado y bajo la sombra del exmandatario socialista, Rafael Correa.

Un récord de 16 candidatos compiten para suceder al presidente conservador, Lenín Moreno, quien entregará el poder el 24 de mayo tras cuatro años de un gobierno que llegó con el empuje de la izquierda y acaba respaldado por empresarios y organismos financieros como el FMI.

Pero Arauz, un economista de 35 años, y Lasso, de 65, son los favoritos.

“Considerando izquierda una mayor intervención del Estado y derecha más mercado, se encuentra que los candidatos están en los polos, que la opción electoral se sitúa en los polos, no en el centro, y eso es preocupante porque da un resultado que es el de la polarización política, ya no solo electoral”, dijo a la AFP el politólogo Simón Pachano.

El catedrático de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso) en Quito agregó que la carrera por la presidencia está “crispada, muy dura, con posiciones radicalmente diferentes”.

Rumbo a la segunda vuelta

Arauz, de la alianza Unión por la Esperanza (Unes, izquierda) y delfín de Correa, estaba hace una semana al frente de la intención del voto total con un 32%, seguido de Lasso (21%), quien por el movimiento Creo aspira por tercera vez a la presidencia.

Así, luce improbable que la contienda se defina en primera vuelta, para lo que el ganador necesita la mitad más uno de los votos válidos, o al menos un 40% y una diferencia de diez puntos sobre su rival más cercano.

Habrá una “peleadísima segunda vuelta”, prevista para el 11 de abril, dijo a la AFP el director de la investigadora Market, Blasco Peñaherrera.

Para el politólogo Paolo Moncagatta, de la privada Universidad San Francisco de Quito, la segunda vuelta “vería una campaña sucia, violenta, que en realidad desprestigiaría aún más a la ya desprestigiada política” que llevó a Ecuador a tener siete mandatarios entre 1996 y 2007, tres de ellos destituidos en revueltas sociales.

No descarta, sin embargo, una resolución en primera vuelta. “Siempre hay una posibilidad, sobre todo tomando en cuenta un gran porcentaje de indecisos”, dijo Moncagatta a la AFP.

Otro de los principales presidenciables es el ecologista de izquierda, Yaku Pérez, quien aparece con un 12% y obtendría una “apreciable” votación para el movimiento indígena del que proviene, pero insuficiente para ser finalista.

Los otros 13 aspirantes, entre ellos la exasambleísta Ximena Peña, única mujer en y candidata del debilitado partido oficialista Alianza País (AP), aparecen muy distantes, con menos de 4% e incluso algunos por debajo de 1%.

Serán las primeras elecciones generales tras el fin del gobierno de Correa (2007-2017). El exmandatario, que vive en Bélgica desde que dejó el cargo, está inhabilitado para puestos públicos en Ecuador tras ser condenado a ocho años de cárcel por corrupción en 2019.

Su exvicepresidente Jorge Glas (2013-2017) y varios de sus exministros están en la cárcel cumpliendo condenas por el mismo delito.

Los “rasgos” de Correa

Pese a la ausencia de Correa, los comicios presidenciales se celebran a la sombra de la pugna que sostienen Moreno y su antecesor y exaliado, que en los últimos cuatro años hundió en una crisis a AP, en el gobierno desde 2007.

Moreno llegó el poder apoyado por Correa, de quien fue su vicepresidente entre 2007 y 2013. Pero luego de asumir en 2017 se alejó del exgobernante, por no compartir sus posiciones como la de enfrentarse con la prensa, banca y empresarios, y dio un giro retomando vínculos con Estados Unidos, del que su antecesor fue un duro crítico.

La credibilidad y la aprobación a la gestión de Moreno cayeron de casi un 70% al inicio de su mandato a un 7% en noviembre, de acuerdo con la encuestadora Cedatos.

Un triunfo de Arauz acabaría con cualquier tinte de derecha de la administración de Moreno, a quien el correísmo tilda de “traidor”.

“El modelo político y económico del país no será exactamente del correísmo, pero sí tendrán los rasgos fundamentales de los diez años del expresidente Correa”, señaló a la AFP el politólogo Santiago Basabe, también de la Flacso.

El domingo, cerca de 13,1 millones de los 17,5 millones de habitantes de Ecuador elegirán también a los 137 miembros de la unicameral Asamblea Nacional, en la que el próximo gobierno carecerá de mayoría debido a la fragmentación de las fuerzas políticas, que podrían consolidar un frente de oposición.

Ecuador acudirá a las urnas golpeado por la pandemia del covid-19, que deja pérdidas por encima de 6.400 millones de dólares, agravando su crisis financiera y el desempleo, que fue de 8,59% en septiembre pasado.

Asimismo, su dolarizada economía sufrirá en 2020 un decrecimiento de 8,9%.