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Un hombre de 71 años está acusado de matar con un tiro en el tórax a uno de los cinco delincuentes que el viernes 17 de julio ingresaron a robar a su casa del partido bonaerense de Quilmes y lo golpearon brutalmente.

El jubilado quedó con arresto domiciliario la tarde de este lunes, según informaron fuentes judiciales y uno de sus abogados defensores, pero ahora enfrenta amenazas de los familiares del ladrón abatido.

La medida fue dispuesta por el juez de Garantías 2 de Quilmes, Martín Nolfi, en beneficio del herrero Jorge Adolfo Ríos, y cumplirá con la medida cautelar en la casa de un familiar, luego que se comprobara que el jubilado tiene graves problemas de salud: es hipertenso, con insuficiencia cardíaca y respiratoria, y le falta un riñón.

Ríos es acusado de “homicidio simple agravado por el uso de arma de fuego”, por la muerte de uno de los asaltantes que ingresaron a su domicilio el viernes pasado.

El hecho fue registrado en un video de menos de dos minutos, captado desde cámara de seguridad ubicada frente a su casa, evidenciando cómo el jubilado mata a uno de los cinco delincuentes identificado como Franco Martín Moreyra (26), estando este último desarmado en el suelo tras verse imposibilitado de seguir corriendo.

Inicialmente, por lo visto en el video, se pensó que recibió disparos en las piernas, pero esto fue descartado por la autopsia, siendo este primer disparo el que habría causado la situación.

En las imágenes se ve cómo el joven cae al piso llegando a la esquina, tras recibir un disparo en el torso, alojándose en el hombro derecho. Tras esto, aparece el adulto mayor, quien lo golpea, lo patea, y le dispara en el abdomen, avanzando la bala hasta romper la arteria aorta y la vena cava. Esto último, según lo confirmó la autopsia.

Estos días, familiares y amigos del delincuente muerto han estado amenazando y arrojando piedras contra la casa de Rios. Viven a pocas cuadras del lugar del hecho y, según Perfil, trascendió que serían integrantes de la barra brava del club Quilmes. La situación generó miedo entre los hijos del herrero, quienes también recibieron amenazas. Una de sus hijas, Gabriela, aseguró al canal de noticias TN que “con mi papá no pude casi ni hablar, apenas le pude agarrar las manos en el hospital. Era una bolsa de moretones y manchas de sangre”, luego de verlo en el hospital Oller, tras descompensarse.

En sus declaraciones, la hija del herrero comentó que su papá “está con la mente bloqueada” y no puede hablar de lo sucedido porque se quiebra. “A partir de ahora tengo que reconstruir (los hechos) y reconstruirnos a nosotros como familia”, manifestó, mostrándose conmovida porque ya no podrá volver a la casa familiar por temor a las amenazas recibidas en los últimos días.

Federico, otro hijo del acusado, afirmó que su padre “quiso defender lo suyo” y que “ahora está en una situación que no salió a buscar sino que entró a su casa” y que “se trató de defender” porque “tiene sangre en las venas”. “No lo mataron acá adentro de mi casa porque se defendió, no lo mataron en la calle; si no lo mató todo eso, quizás lo mata el encierro, la angustia“, expresó.

Atenuación de la cautelar

Mientras tanto, según indicó el abogado Hugo Icazati a la agencia de noticias Telam, el magistrado le concedió la domiciliaria bajo juramento de presentarse ante el juzgado cada vez que se lo requiera, por lo que el herrero no tendrá que utilizar una tobillera electrónica.

El letrado se mostró conforme con el fallo ya que junto a su colega Marino Cid Aparicio habían solicitado una excarcelación extraordinaria y, subsidiariamente, una atenuación de la prisión ya que Ríos tiene problemas de salud y por su edad es parte del grupo de riesgo ante la pandemia de covid-19. Más allá de este beneficio, el herrero continuará imputado de homicidio simple agravado por el uso de arma de fuego por disposición del fiscal Ariel Rivas, de la Unidad Funcional de Instrucción (UFI) de Quilmes.

El letrado apuntó contra el proceso llevado a cabo a partir de la detención del jubilado, ya que “el sábado por la mañana, que fue cuando lo indagaron”, el fiscal Rivas le había asegurado “que posiblemente no lo iban a detener, que se iba a morigerar y podía estar en su casa”.

“No queremos que lo mate la Justicia, queremos que llegue a juicio oral para que podamos probar su más absoluta inocencia”, dijo a TN el abogado Cid Aparicio.

“Para el mediodía habían cambiado tres veces la calificación, pasó de defensa propia a abuso en la defensa, a homicidio simple agravado por el uso de arma de fuego, que tiene una pena mínima de diez años y cuatro meses” de prisión, explicó el abogado.