Una misión del Fondo Monetario Internacional (FMI) inicia este miércoles su visita a Argentina para definir una reestructuración de la deuda, planteada como indispensable por el presidente Alberto Fernández, un peronista de centro-izquierda con dos meses en el poder.

La misión dirigida por el venezolano Luis Cubeddu será la primera del FMI que visita Argentina desde que Fernández asumió la presidencia en diciembre pasado, en reemplazo del liberal Mauricio Macri, quien en 2018 suscribió un acuerdo stand by por 57.000 millones de dólares.

Fernández sostiene que la deuda es impagable mientras el país -en recesión desde mediados de 2018, con una inflación anual de más de 50%, fuerte depreciación monetaria y aumento de la pobreza y el desempleo- recupere el crecimiento económico. Por ello, ha planteado una postergación de los pagos.

Partidos de izquierda y organizaciones convocaron a ollas populares, cortes de calles y marchas en la capital argentina en reclamo de “la suspensión de pagos y una investigación de la deuda”.

“Es el pago de la deuda (pública) o la deuda que tiene con el pueblo. No queremos que la plata se vaya para el Fondo, queremos que se destine a un plan serio para ayudar a los sectores más pobres”, reclamó Mónica Sulle, militante de izquierda, en una manifestación el martes en Buenos Aires.

Del monto acordado por el FMI, Argentina recibió 44.000 millones y el presidente renunció a los siguientes tramos. El total a reperfilar con organismos multilaterales y bonistas privados es de 195.000 millones de dólares (57% del PIB).

Fantasma del default

Argentina, que en 2001 declaró el cese de pagos por 100.000 millones de dólares y en 2014 se vio sometida al arbitraje internacional, lucha por alejarse del default. Hasta ahora, no ha caído en impagos, aunque la deuda con bonistas bajo legislación local fue reperfilada el año pasado durante el gobierno de Macri.

El martes, tras fracasar un intento de canje, el gobierno de Fernández anunció la postergación hasta el 30 de septiembre del pago de capital de un bono dual (con rendimiento atado a la evolución del tipo de cambio) que vencía el jueves.