El peronista de centroizquierda Alberto Fernández asumió este martes como nuevo presidente de Argentina, dando un discurso que se extendió por más de una hora, donde destacó una profunda reforma al sistema judicial del país, prometiendo que “nunca más” será contaminada por servicios de inteligencia.

“Nunca más a una justicia operada por servicios de inteligencia, por operadores mediáticos. Nunca más una justicia que judicializa la política para servir a los gobernantes de turno. Enviaremos un conjunto de leyes que reaorganicen la justicia”, enfatizó.

Además, Fernández llamó a la unidad para crear “un nuevo contrato social fraterno y solidario”, al asegurar que el país atraviesa por una emergencia social que requiere atender primero a los más desfavorecidos, en su discurso de investidura este martes.

“El Gobierno saliente gastó 9 mil millones de pesos en propaganda oficial: un despropósito en un país con hambre”, acusó el mandatario.

Fernández, un peronista de centro-izquierda de 60 años, aseveró además en sus palabras ante el Congreso que Argentina debe “superar el muro de rencor y de odio” que divide políticamente a sus compatriotas.

Fernández, un abogado y político de trayectoria de 60 años que gobernará hasta 2023, llegó a la sede del parlamento al volante de su propio auto. Junto a él, la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner juró como vicepresidenta, procesada en al menos 10 casos judiciales, de los cuales la mayoría son por corrupción.

Además, sobre la crisis económica que enfrenta Argentina y la deuda que mantiene con el Fondo Monetario Internacional (FMI), Fernández advirtió que el país “tiene la voluntad de pagar” su deuda externa, pero carece de “los medios para hacerlo”, e hizo un llamado a la organización para desarrollar una relación “constructiva y cooperativa” en su discurso de investidura este martes.

El flamante mandatario recibió la banda presidencial y el bastón de mando de parte de Macri en el Congreso. Una escena muy diferente a la de hace cuatro años, cuando Cristina Fernández de Kirchner dejó la presidencia un día antes de lo previsto y Macri fue investido por el presidente provisional del Senado.